Soberbios 80's
Sobre 'Super 8', la más reciente película del director estadounidense J.J. Abrams.
Si hay alguien que representa la antítesis dentro del circuito comercial de Hollywood a todo el show de explosiones y cine salvaje e hipertrofiado-que nos presentan sujetos como Michael Bay o Paul W. S. Anderson-, éste es, sin duda alguna, el realizador, escritor y productor americano, Jefrey Jacob (J.J.)Abrams.
Tal vez por el nombre no le suene a nadie importante o no lo reconozcan. El mencionado sujeto es una de las mentes que mereció los halagos y admiración de algunos de mis colegas de este suplemento (y del mundo), por una serie que atrapó a muchos por su genialidad y creatividad, por romper los esquemas narrativos de la televisión y retar la capacidad cognoscitiva del espectador: Lost. Pero como si no fuera suficiente, dentro su prolífica carrera existen otras joyitas, como la serie paranormal/sci-fi, Fringe, donde cumple el rol de co creador, director y escritor. Además de esta serie J. J. ha sido productor de filmes como Cloverfield y responsable de haber revivido en 2009 una saga mítica, como es Star Trek. Abrams definitivamente es una estela que va creciendo poco a poco a base de talento, creatividad e ingenio.
Lo último que nos presenta, y que todavía se encuentra en la cartelera local, es su más reciente cinta titulada Super 8. El mencionado filme está dentro de lo que se considera los “blockbusters” de verano allá en el territorio del norte.; la temporada del año en la que los estudios presentan sus pesos pesados, aquellas películas que ostentan altos presupuestos, superhéroes, estrellas “clase A”. Los avances no decían mucho, contaban limitadamente detalles de la trama sin echar a perder la misma. La bandeja estaba servida a una invitación algo incierta de parte de Abrams, con el aval y bendición de Steven Spielberg, que cumple el rol de productor -aunque esto últimamente no signifiqué que sea de calidad-.
La premisa del filme presenta a un grupo de pre-adolescentes rodando una película de zombies, entre ellos el recientemente huérfano Joe Lamb (Joe Courtney). Mientras ruedan una escena ven pasar un tren, y cómo una camioneta lo hace descarrilar, descubriendo accidentalmente un cargamento secreto. A partir de ahí, comienzan a suceder fenómenos extraños en el pueblo: desapariciones, accidentes… Y el grupo de militares que llega para despejar la zona tiene una pinta muy sospechosa. Mientras los chicos siguen tratando de rodar su corto, tendrán que centrarse en investigar qué es lo que tratan de ocultar los militares y qué es lo que acecha a su comunidad.
Propuesta refrescante
Lo último de Abrams podría ser catalogado como un simple y sencillo pero brillante homenaje a los 80. Esa época en la que un pre-adolescente J. J., influenciado por Encuentros del tercer tipo, Indiana Jones, Star Wars, E.T., entre otros, se dedicaba a restaurar estas películas en su cámara, curiosamente una Super 8.
Super 8 resulta una propuesta refrescante. Es una novedad que se alimenta de raíces enterradas en la familiaridad de una corriente, que no es otra que la influencia de la espectacularidad creativa y melancólica de Spielberg. Las estrategias narrativas del director de ET parecen reflejarse y, sobre todo, proyectarse -con personalidad y sello propio- en lo más reciente de Abrams, como si se tratara de un diálogo natural entre pupilo y maestro.
La cinta va desarrollando y dosificando la trama poco a poco. Parece mantener a ratos una estructura típica de la televisión, que permite desenvolver con más calma el relato, invitando al público a un acercamiento progresivo hacia los sucesos que se desarrollan. Imagino que es la experiencia ganada en las series, que es muy bien conducida hasta casi llegar a su parte final, donde renguea un poco. El defecto de Abrams, que me hace recuerdo al gran Federer, es que no sabe cerrar con contundencia. La historia va muy bien encarrilada durante toda su proyección, pero en el segmento final se precipita un poco. Después de haber paseado con mucho gusto por la trama “suburbia-sci fi” que plantea, no hubiera estado de más añadir una media hora de metraje con tal de ver un final más acorde a las expectativas que va generando la película. Salvo este desliz, Super 8 roza la perfección.
Con sus 45 años, J. J. demuestra una jovial y auténtica madurez detrás de las cámaras. Juega con la subtrama de “película dentro de otra película”, como parodiándose y rindiendo un “autohomenaje” a su niñez y juventud, sugiriendo que la propia textura de su realidad es la versión espectacularizada de una gran película de niños.
Eso sí, no esperen misterios incomprensibles o sin resolver. No hay subtramas abiertas ni complejos patrones típicos del universo “abramsiano” para descifrar. Éste es un filme para disfrutar. Pero no por eso J.J. se olvida de los fans, y no sería raro que algún efecto de sonido de Lost o una joyería “John Locke” se cuele por ahí.
Super 8 es una obra redonda, que sabe retratar el relato íntimo de sus personajes, desglosando sus precocupaciones y vivencias de forma real, tierna y graciosa, pero sin dejar de lado la brillante puesta en escena. La cinta, a pesar de resolver el final de manera inverosímil, es un producto sobresaliente, un digno homenaje al gran cine de aventuras de los 80 y a todos esos directores que nos zambullen en la nostalgia de la niñez.
El pequeño saltamontes se ha convertido en maestro. El destino de Abrams apunta a cosas grandes.
Periodista – Twitter: @DabolAR
Aficionado al cine, a las series, al fútbol, la literatura y la gastronomía. El resto del tiempo lo dedica al periodismo.