‘The Killer’
Una nueva aproximación a la más reciente película de David Fincher, que puede verse en Netflix
The Killer, la última obra de David Fincher, desafía hábilmente las convenciones del thriller convencional con su narrativa intrincada y ejecución cinematográfica magistral. Producida para Netflix, la película ha dejado su huella en festivales y cines, mereciendo una revisión detallada tras su reciente lanzamiento en la plataforma de streaming. Fincher, aclamado por sus trabajos en Perdida y El Club de la Pelea, nos sumerge en la en apariencia simple vida de un asesino a sueldo cuya existencia se ve trastocada por un error fatídico.
La trama sigue a un hábil asesino a sueldo que comete un error crítico durante un encargo, desencadenando una persecución intensa que explora las consecuencias éticas y morales de sus acciones. Inicialmente presentado como un individuo metódico y desapegado, el protagonista se ve obligado a confrontar sus propios códigos y dilemas internos mientras intenta protegerse y desentrañar la conspiración en su contra. La narrativa, llena de giros inesperados, revela capas más profundas del personaje central, desafiando las percepciones preestablecidas sobre su personalidad.
La dirección meticulosa de Fincher se destaca por su planificación visual precisa, el uso impactante de la música y la voz en off, y la elección cuidadosa de decorados que contribuyen a una atmósfera cautivadora. A lo largo de la película, el personaje principal experimenta una evolución sutil, desafiando sus propios códigos y enfrentándose a dilemas que revelan capas más profundas de su psique.
The Killer se posiciona como un ejercicio cinematográfico cuidadosamente ejecutado que va más allá de las expectativas del thriller convencional. Aunque no alcanza la categoría de obra maestra, Fincher logra cautivar al espectador con una trama aparentemente sencilla pero rica en matices. La película, a pesar de algunas imperfecciones menores, ofrece una experiencia cinematográfica que invita a la reflexión sobre la moralidad y las complejidades de la condición humana.
Briana Calvi
Estudiante de Comunicación de la UPB-Cochabamba