Oportuno golazo
Prólogo de ‘Cuando el Tigre era joven’, libro del periodista Ricardo Bajo que se presentó en días pasados. El título ya está a la venta en la librería El Baúl del Libro, de La Paz
En tiempos cuando el fútbol ha dejado en gran medida de ser una competencia deportiva para transformarse en una competencia financiera, así como en un instrumento político o geopolítico, y el hedor proveniente de la cloaca denominada FIFA lo invade todo, para no hablar de la intrusión de la tecnología, al VAR aludo, en los partidos, enfriando la continuidad y la emoción que comportaban sus incidencias (incluyendo los errores arbitrales) esta fresca, meticulosa –ilustrativa por ende- exploración de las primeras tres décadas de vida del Tigre ensayada por Ricardo Bajo adquiere una doble importancia: recrea por una parte las genuinas motivaciones subyacentes en el impulso que llevó a un grupo de jóvenes a fundar ciento quince años atrás el club The Strongest, a tiempo de rescatar los nombres de quienes ocupan por derecho propio no sólo un lugar en la historia del fútbol boliviano, asimismo en la historia a secas del país cuya integridad territorial resolvieron defender, mutando las canchas por las trincheras en la contienda por el Chaco, al costo incluso de sus vidas. Episodio este último, valga mencionarlo, asimismo rescatado hace algunos años de las sombras del olvido por la película Fuertes (2019), dirigida por Oscar Salazar Crespo y Franco Traverso.
El emprendimiento de Bajo no se limita a una relación mecánicamente cronológica de hechos o al listado de igual manera chato de apellidos. Sobresale la pormenorizada descripción del contexto, de los cambios que acaecían en una ciudad empeñada en dejar de lado su carácter todavía marcadamente provinciano, no obstante la inocultable influencia de vocablos y costumbres traídas, copiadas, de fuera, para transformarse en una metrópoli igualmente imaginada como una reproducción de aquellas exhibidas por el liberalismo en tanto modelos únicos a ser plagiados para garantizar el tránsito hacia el progreso y la prosperidad.
De tal suerte esta crónica inspirada en la pasión futbolera de Bajo como hincha, siempre crítico, del “más fuerte” puede leerse de igual manera cómo un relato, plagado de anotaciones a propósito de las costumbres imperantes en el entorno que envolvía el diario vivir de los muchachos que aquel 8 de abril de 1908 echaron a andar un sueño, fundado en la promesa de que sería eterno, como en efecto lo fue dejando en fuera de juego al escepticismo de quiénes le auguraban la misma corta vida experimentada por innumerables otros clubes cuyo recuerdo se pierde en las brumas del correr de los años, pero que no escapan a la acuciosidad detectivesca de Bajo, responsable asimismo, en calidad de editor de varios otros textos anteriormente publicados acerca de la trayectoria del “oro y negro”: Warikasaya, cuentos stronguistas (2008, editorial Gente Común) y 4 de 5: El Tigre te mata. Crónicas de un día de gloria (2014, Archipiélago ediciones), ambos consistentes en la recopilación de textos escritos por una multiplicidad de personalidades nacionales, ligadas por su fervor atigrado.
Para algunos lectores tal vez resulte extraña, incluso molesta, la proliferación de términos en inglés a lo largo del texto. Sin embargo, no se trata de un capricho exhibicionista de Bajo. Más al contrario, tal decisión responde al propósito del autor de reflejar de la manera más fiel posible el ambiente de época y sus ladeos hacia el mimetismo ya aludido, en el cual tenían lugar las lides futbolísticas del recientemente constituido, pero ya muy popular futuro Decano del balompié nacional. Del referido afán imitativo dan cuenta implacable no sólo los nombres de los oncenos futbolísticos glosados en las páginas del ensayo de Bajo. También lo hacen los denominativos recurridos por los comercios, los de los productos puestos a disposición de los compradores, y desde luego los párrafos glosados de los diarios de la época. Esto último prueba adicional del laborioso trabajo de investigación que precedió a la redacción de Cuando el Tigre era joven.
El tramado de este libro, singular por cierto, no se contenta, valga la repetición, repasando fechas, nombres, resultados de los cotejos, escandalosos enfrentamientos extra futbolísticos- no exentos del racismo prevaleciente, y demás avatares de la vida en común. Se trata más bien de un por demás correctamente ensamblado conjunto de fragmentos que nos permiten adentrarnos en los aspectos, más nimios incluso, del trienio abordado dejando constancia implícita de que el fútbol y sus vaivenes no constituyen un fenómeno indesligable del conjunto de quehaceres y comportamientos sociales de cada momento. Tampoco de los avatares políticos, claro está.
Bajo dedica, con especial fervor, tres de los veintiún capítulos de su escrito a los entretelones de la Guerra del Chaco hasta culminar en los épicos episodios de la denominada batalla de Cañada Strongest así bautizada en homenaje a los cientos de jugadores, dirigentes e hinchas atigrados que allí demostraron que la proverbial “garra” no se limitaba a ser puesta de manifiesto en los partidos. Es un relato apasionante, si bien se extraña la referencia, así fuese de pasada, a los entretelones políticos que llevaron a Salamanca y sus adláteres a embarcarse en semejante aventura, gatillada además por las empresas petroleras del imperio del norte, otro apunte ausente, lo cual no atenúa un ápice la vibración del relato.
Este primer libro de autoría de Bajo sobre la historia de nuestro querido tigre, es, en resumen un esclarecedor y en paralelo muy agradable paseo por La Paz, sobre todo, y su gente durante aquellas tres décadas iniciales del siglo pasado. Por añadidura es una bienvenida refutación práctica de aquel rancio paradigma: la historia, en sus fechas más significativas, en sus aconteceres más duraderos, la hacen los personajes “notables” (por lo común pertenecientes al mismo estrato social de quiénes escriben la historia).
Un empaque narrativo, casi novelesco, a resultas del cual me invadió la sensación de que Bajo hubiese estado allí y entonces tomando notas de cada detalle, amén de añadir algunos apuntes de su propia cosecha, incita a leer Cuando el Tigre era joven de un solo tirón. Aclaro que cuando digo novelesco no quiero de manera alguna minimizar el valor del texto. Al revés, se me antoja que ese modo de abordaje enriquece este ensayo, de sí muy valioso.
La invitación está hecha y la mesa está tendida. Vuelvo a la frase inicial de este prólogo: tenemos entre manos un oportuno golazo, literario para el caso, fruto de las variopintas pasiones (futbolística, periodística y narrativa) de su autor, inmerso por entero en aquellos movidos años cuando el derribador de campeones daba sus pasos iniciales en una historia que continúa, pero se hace más excitante a la luz de tales inmarcesibles (debieran ser) recuerdos.
No puedo empero dar por terminado este breve prólogo sin valorar el multifacético, persistente aporte de Ricardo Bajo, a quién el destino decidió trasvasar en 1997 desde su Bilbao natal hacia Chuquiago Marka regalándonos su insaciable curiosidad traducida en sus, siempre filosas, notas en muy diversos campos de actividad
Director del mensuario Le Monde Diplomatique-Bolivia. Director de igual manera durante varios años, a partir del 2.000 del suplemento cultural Fondo Negro del periódico La Prensa. Crítico de teatro, artes plásticas, cine. Comentarista deportivo y político, invariablemente agudo y poseedor de un estilo propio, al cual el humor aporta lo suyo. En definitiva nos topamos con un formato inconfundible: sus escritos, publicados quincenalmente desde 2013 en la sección de Opinión del matutino La Razón, se hallan más cercanos al mini-ensayo que a la crónica periodística tradicional. ¡¡¡¡¡Kalatakaya, warikasaya!!!!!
Pedro Susz K.

