Nick Offerman de ‘Pam & Tommy’: “La historia no es ni sexi ni picante, es asquerosa y triste”
Offerman habló sobre un estreno que genera prevención por su tema “asqueroso” pero cuyo comentario social sobre hacer de este un mundo imposible para las mujeres impacta fuerte. La miniserie, disponible en Star+, revive un momento clave para la industria del porno y la cultura pop basada en la historia de la actriz Pamela Anderson y el músico Tommy Lee
El papel de Ron Swanson, de la serie Parks & Recreation, lo puso en el mapa de la televisión hace diez años y esa expresión intemporal lo mantiene vigente en el mundo entero. Por eso, Nick Offerman sabe perfectamente lo que es el buen lado de esa viralidad, y es perfectamente consciente de que la balanza no va en ese sentido, sobre todo si se es mujer y, encima, figura pública. Y a pesar de las prevenciones sobre la serie ‘Pam & Tommy’, en la que la principal protagonista y mayor afectada no estuvo involucrada, Offerman aceptó. En esta entrevista explica por qué.
La trama
La miniserie de ocho capítulos que estrenó Star+ esta semana es arriesgada desde su manera de narrar el episodio y pintar su contexto. En sus tres primeros capítulos revela las rocambolescas circunstancias del robo del video sexual íntimo de la pareja del momento: Pam Anderson (bomba sexi, estrella de Baywatch y Playboy, interpretada increíblemente por Lily James) y su marido Tommy Lee (baterista de Mötley Crüe, encarnado por Sebastian Stan, que hace todo bien excepto lucir convincente en la batería).
Mirando el video sexual robado con la estrella de Baywatch Pamela Anderson y el baterista de Mötley Crüe Tommy Lee, el tío Miltie (Nick Offerman) dice: “Esto es muy privado. Es como si estuviéramos viendo algo que no deberíamos estar viendo”. Un segundo después, admite: “Qué buena que está”. Este toma y daca entre la vergüenza y la calentura es lo que le da impulso a Pam & Tommy, una revisión ingeniosa, divertida y, en última instancia, conmovedora de un evento que alguna vez pareció un chiste fácil para la prensa amarillista. La miniserie de ocho capítulos humaniza a Anderson (Lily James) y a Lee (Sebastian Stan). También explora la forma en que el robo del video transformó la cultura de las celebridades y los medios. Al estilo de la gran película I, Tonya (el mismo director, Craig Gillespie, asume los tres primeros capítulos) la miniserie explica las causas y las absurdas circunstancias del crimen (y sí que atrapa este relato). En el proceso, pinta muchos detalles de la vida de estas dos figuras públicas millonarias con la vida perfecta y un romance de ensueño rockanrolero. También arma un panorama de esos años noventa en los que el VHS aún era rey, pero internet ya asomaba su revolucionaria cabeza.
Muchas mujeres siguen viviendo humillaciones en esta era de redes, y ver este impacto justifica la producción. Algunos no la verán como más que explotación, y algo de eso hay, es parte del comentario ‘meta’ y de la decisión de contar el cuento, pero diría las conversaciones y reflexiones que genera son duras y valiosas. Lograr esto con otra facha, para que cale, es destacable.
Offerman no es una canción monotonal. En la comedia ha armado su nicho, actúa, escribe libros, hace rutinas de Stand Up Comedy, y en la actuación también ha saltado a otros géneros. Para la muestra, protagonizó la impresionante miniserie Devs de Alex Garland, un thriller de ciencia ficción impresionante. Pero con nosotros habló sobre ‘Pam & Tommy’, una producción a la que se le mira por encima del hombro, pero que detrás las risas y del morbo se guarda golpes emocionales contundes y un comentario social que impacta hoy.
Pregunta. Mucha gente puede reducir esta serie a una comedia de explotación, y por eso tiende a desecharla, pero va revelando mucho más que eso. ¿Qué lo hizo sumarse al este proyecto?
Respuesta. Cuando llegan ofertas de trabajo, tienes una corazonada de inmediato y tiene que ver con quién lo hace y quién se involucra. Si es gente cuyo trabajos conoces y respetas, mejor. Hace poco rechacé una oferta porque la persona no es agradable para trabajar. Así que tan pronto tu agente te menciona quién trabajarás, te haces una idea de aceptar o dejar pasar. La vida es muy corta para trabajar con gente tóxica.
En este caso, se trataba de Craig Gillespie, a quien realmente admiro desde I, Tonya; de Seth Rogen, de quien soy gran admirador y a quien no conocía, y de los escritores, Rob Siegel y DV DeVincentis. Yo conocía a Sebastian Stan (Tommy Lee) por I, Tonya, y conocía a Lily de Downton Abbey, pero en mi cabeza no lograba visualizarlo. Pero leí el guion y entendí el juego narrativo que proponía, un juego de carnada. Ellos te atrapan haciéndote pensar que es todo humor, morbo, sexo alrededor de este, y muy rápidamente te vas dando cuenta de los detalles, de cómo es posible que no se supiera todo esto que sucedió (detalles como que este obrero haya logrado ese robo del video, en una operación salida de ‘Los tres chiflados’ o de Buster Kaaton).
Y entonces viene el ‘switch’, en el que se gira la mirada. No solo porque se trate de Pamela Anderson y Tommy Lee, estas figuras sexis y roqueras, dejan de ser humanos. La historia no es ni sexi ni picante, es asquerosa y triste. Estos dos son víctimas de un crimen, y luego el mundo entero cae encima de esta mujer y le destruye la vida y la carrera. Nuestra cultura sexista y misógina destruye la vida de esta mujer. Y ella misma menciona temas tan duros como que si eres una puta en esta sociedad, o si así te ven, no tienes derechos. No puedes esperar privacidad. Y esto me resultó poderoso, y quise hacer parte de contar esta historia.
Había que aclarar esto. Que Pamela sí fue una víctima. Y me sentí parte de esa sociedad cómplice. Entré cuando entendí que el show era entretenido y divertido pero con el corazón en el lugar correcto. Espero que el universo haya logrado retribuir a Pamela algo de todo lo que le quitó.
P. ¿Le diría a Pamela algo para convencerla de ver el programa?
R. Yo le diría a Pam, o a quien sea, que vea lo que quiera. Debería gustarnos lo que nos gusta. En esta era de tratar que los Derechos Humanos nos cobijen a todos, sigo aprendiendo a no avergonzar o juzgar a nadie, por lo que sea, por escuchar música Country. ¿Y sabes? Puedes -ríe-, si solo quieres comer tofu, dale.
En el caso de Pam, siendo esta su historia, si tomara el peor capítulo de mi vida y alguien hiciera un show al respecto, no sé si lo quisiera ver, probablemente no. Seguramente me dolería revivir el momento y exponerlo al mundo de nuevo. No quiero especular sobre cómo se sentirá ella al respecto. Es una sensación extraña, he estado involucrado en varios shows en los que interpreto gente real, y siempre consideré mi responsabilidad de ser fiel a la historia, de involucrar algo de periodismo, especialmente cuando impacta a las personas como lo hizo en este caso. Pero sí espero que si lo ve, o si escucha sobre este programa, espero que entienda cuánto amor le tiene este programa. El punto de esta miniserie no es explotar a nadie, pero sí dar un marco de justicia para la manera en la que resultó pateada.
P. Desde muchos ángulos es estudio de la masculinidad en los noventa, y pone a los hombres y a la sociedad a revisarse. “El género masculino no es un buen género”, apuntala un personaje…
R. Es interesante porque si hubieras querido retratar el lado oscuro de la masculinidad como lo era a mediados de los años noventa, sería mucho más sucio y feo de lo que lo mostramos en la serie. Esto sucedió muchísimo antes de que llegaran movimientos como #MeToo #TimesUp, que han sido cruciales y que ya era maldita hora de que llegaran. Pero como todo movimiento relacionado a Derechos Humanos, que sucedan no es el fin de la historia. Ahora, finalmente, hay gente que sufre las consecuencias de sus malas acciones, pero va a tomar mucho más tiempo para frenar el racismo, la homofobia, el sexismo. Es fantástico que estos temas estén recibiendo la atención que merecen.
Y, mencionando el mundo del porno. Más gente consume porno que drogas, pero como es tabú y de eso no se habla se permite que a estas personas se les discrimine, que la gente que trabaja en esta industria no tenga condiciones y derechos. Y ese es otro obstáculo más que enfrentamos como sociedad, preguntarnos por qué no se le puede tratar con respeto a esta gente que provee algo a lo que mucha gente acude. Y no hay nada de malo, solo el tabú, el terror de tener sexo antes del matrimonio, o ver la marihuana como una especie de mata infernal.
P. En los años noventa, la sociedad y los medios maltrataban a mujeres por deporte y en su representación mediática eran explícitos en usarlas como carne…
R. A mi cabeza vienen miles de portadas a lo largo de mi vida, y pienso sobre la evolución de lo aceptable en términos de normas sociales y también sobre las causas para la dismorfia física causada por las imágenes que se nos venden. Y hombres y mujeres sienten ese peso. Esta pregunta me lleva a esas tomas en Pam & Tommy, en el rodaje de ‘Baywatch’, en las que los directores se fijan específicamente en los planos de la cola de Pam Anderson y piden ajustes sobre los pliegues del vestido de baño. Y hoy tenemos esos programas de corte Isla Sexi, el Paraíso del amor,en los que abundan escenas de culos y tetas, donde se vende sexo abiertamente. Presentamos una versión noventera de esto, pero creo que hoy todavía prevalece y quizás se ha recrudecido. Esto es algo que espero enfrentemos pronto.
P. Cuéntenos de su personaje, Uncle Miltie, uno que rápidamente se rotula como el más asqueroso pero que permite mirar a la industria del porno en sus muchos matices. ¿Cómo lo preparó? ¿Tiene algo de usted?
R. Hay muy poca información sobre Milton Engly, el hombre real, así que la mayoría de detalles vienen de la narrativa de Tommy Lee y de Rand Gauthier. Hay un gran podcast (del escritor Jon Ronson) llamado“Los últimos días de agosto” que me sirvió mucho. Sigue la historia de una actriz de porno que fue asesinada. En principio se pensó que era un suicidio, pero no estaba claro. Y entrevista a muchas personas de la industria, y fue una revelación.
También visité una prisión, como parte de un proyecto el que hago parte, y pasé un día entero hablando con convictos por asesinato. Me gustan proyectos que humanizan, al que entras con una especie de prevención, como un set de porno o un pabellón de convictos por asesinato; mundos de “Pecado” en donde todo el mundo folla todo el tiempo o donde estos “criminales terroríficos que matan gente”. Y en ambos casos, los conoces y no son más que personas. Los asesinos son, en su mayoría, gente con muy mala suerte, cuyas situaciones de vida los llevó a nacer en medio de problemas. Y mucho de lo que hacían nacía del desespero, uno que los llevó a la violencia, a cometer crímenes. A los actores de la industria pornográfica es lo que les ha permitido pagar su arriendo y hacer su mercado de manera más efectiva que otras que tenían disponibles.
Humanizar a estos personajes era una misión, incluyendo a Miltie, quien es un pedazo de mierda. Todos los personajes de la serie escuchan a los ángeles y a los demonios en sus hombros en diferente medida de eficacia. Miltie es él quien escucha al demonio mucho más que el resto. Y hasta bien le ha ido, lleva su estudio, pero parece llevar sus cuentas por debajo de la mesa. Conoce criminales, hace tratos, pero es sobre todo la tentación de este video sexual de celebridades, el potencial valor, es su tiquete de lotería ganador. Lo ve como el dinero rápido, y esa no suele ser una buena manera.
Alejandro Pérez Echeverry/Arcadia

