Juan Rodríguez, titiritero de dos países
Este miércoles 13, a las 17.30, el teatro Adela Zamudio acogerá las obras ‘La gatita pastora’ y ‘Un jardín para Florencia’. Los interesados pueden comunicarse al 71110859
Títeres Paralamano llega a Cochabamba para presentarse este miércoles 13 en el teatro Adela Zamudio. La entrevista recoge algunas impresiones de su director, Juan Rodríguez.
Habiendo nacido en la Argentina, resides en Bolivia desde el 2001. ¿En qué estado encontraste a los títeres al momento de tu llegada al país?
El estado de las manifestaciones culturales y artísticas siempre está acorde a los apoyos sociales y estatales. Al llegar, noté con alegría que, a pesar de las poquísimas compañías que se conocían en Bolivia, existía un taller nacional de títeres. Con el tiempo, el taller desapareció. Un gremio sin el apoyo estatal no puede sostenerse, la institucionalización del oficio permite no solo el fortalecimiento de los que lo ejercen, sino también que sea conocido en ámbitos en los que no se lo conoce, que más gente entienda y dimensione el trabajo que se ejerce, consolida el diálogo con la sociedad, fomenta el respeto y la amplitud crítica.
Luego de más de veinte años, ¿hubo cambios?
Si hubo cambios es porque los pocos titiriteros que fueron quedando, tuvieron el coraje de sostenerse bajo situaciones adversas. Además, nueva sangre ocupó el espacio desde otra visión. Titiriteras como Giovana Chambi (Títeres del Rio), Carmen Cárdenas y Alexia Loredo (Títeres Elwaky), Karina Noya (De trapitos y botones), entre otras, le dieron otra mirada a los temas, a las formas y a la estética del teatro de títeres. Por otro lado están los jóvenes, como Bayardo Loredo (Títeres Elwaky), que se preocuparon por la formación y buscaron otras alternativas a lo que ya se venía haciendo. En esa medida, creo que el teatro de títeres ha dado un salto cualitativo en Bolivia, salto que era necesario ya que nos veníamos repitiendo hasta el hartazgo.
¿Qué tareas plantearías para ampliar y consolidar la movida titiritera?
Al menos tres. Primero, la socialización del oficio en todos los ámbitos; una socialización respetuosa con los artistas y el propio público, brindando facilidades técnicas a unos y comodidad a los segundos. En segundo lugar está la formación; con mucho esfuerzo, Santa Cruz, ha logrado consolidar una Escuela Nacional de Teatro, lo mismo debería suceder para el teatro de títeres. La institucionalización determina también la importancia que el Estado le da a las manifestaciones artísticas. En tercera instancia está la formación individual, la capacitación constante, el intercambio, los encuentros, los talleres, los seminarios y los festivales. Fortalecer esos puntos puede ser de gran ayuda para acrecentar el interés del público, pero también para encontrar interés en jóvenes que serán los valores del futuro, los que romperán los moldes, los que nos dejarán a nosotros como aprendices.
¿Qué temas aborda Títeres Paralamano en sus obras?
Tratamos de hablar sobre lo que nos conmueve inmediatamente, lo que vemos a nuestro alrededor, lo que le pasa al que sufre por causa de otros que hacen sufrir. Las injusticias nos generan muchas posibilidades de discurso en nuestros textos. Las problemáticas o los tópicos existencialistas no son en estos momentos algo tentador para nosotros, pero sé también que vendrá el momento de cambiar de eje y empezar a buscar en otras formas de concebir los mundos que podemos generar.

