El continente ingenuo y el origen de Tristán Marof (I)
El libro alcanzó fama internacional por desnudar los defectos continentales. Su otro interés fue dedicar una tercera parte a Chile, llenándolo de adjetivos negativos
Las observaciones desde Bolivia sobre las acciones bélicas de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la Revolución Rusa (1917) tuvieron un quiebre en el pensamiento intelectual boliviano, donde se volcó la mirada a buscar un horizonte más amplio de ideas venidas de Europa Oriental, para tratar de agrupar nuevos grupos que tendrán más visibilidad como los artesanos, universitarios y mineros. Bajo este procedimiento de acomodar ideas extranjeras a nuestro país, un joven escritor tomaría el rumbo de ser el mayor promotor del comunismo y marxismo en Bolivia a inicios de los años 20. Ese joven fue Gustavo Navarro, más conocido como Tristán Marof.
Gustavo Adolfo Navarro (1898-1979) fue un muchacho sucrense apasionado por el idealismo americano. Publicó varios escritos desde muy joven, entre ellos se encuentran Los cívicos. Novela política de lucha y de dolor (1919) y Poetas idealistas e idealismos de la América hispana (1919). Si bien estos textos fueron de una calidad literaria regular, la intención de ambos radica en bajar del poder al Partido Liberal y realizar una unión intelectual nacional para promover valores de civismo, patriotismo y fraternidad.
Siendo amigo de Bautista Saavedra, se une al Partido Republicano y el 12 de julio de 1920, fue partícipe del derrocamiento del presidente José Gutiérrez Guerra. Saavedra, ya en el poder, en agradecimiento por las acciones que Navarro realizó ese día, como ser director y encargado del Panóptico de La Paz durante horas y enviar al exilio a varios miembros del Partido Liberal, lo designó Cónsul en París.
Es este el momento en el que Navarro observa el concepto de cambio social en Europa y su visión de hacer lo mismo en el país. Pero él no quiere causar polémica solo con su país, sino con otros países del continente sudamericano; es así como se relaciona con intelectuales de renombre como Henry Barbusse, Pio Baroja o Miguel de Unamuno, quienes leerán, orientarán y fomentarán la crítica que haría Navarro en los años siguientes. En ese momento desea dar rienda suelta a sus escritos y darse una fama continental con intenciones de generar controversias políticas y polémicas intelectuales posteriormente.
Pero para que dicha obra sea publicada, logra contactarse con José Brissa, director de la Casa Editorial Maucci. Aceptando el trato, en 1922, se publica El Ingenuo Continente Americano, advirtiendo que “trata de un libro de crítica donde pinto las partes ridículas de casi todos los países americanos y de sus personajes”.
Siendo cónsul en París, debía cambiar su nombre a un seudónimo para impedir posteriores reclamos de naciones y personajes que menciona en obra próxima a publicarse. Su amigo, Darius Frosti, le da la sugerencia de nombrarse Tristán y su apellido ficticio, para no perder raíces hispánicas, fue de Navarro, que él mismo se las ingenia para dar realce a su nombre con el que se lo conocerá para la posteridad.
El libro alcanzó fama internacional por desnudar los defectos continentales. Su otro interés fue dedicar una tercera parte del libro a Chile, llenándolo de adjetivos negativos; la reacción chilena no se dejó esperar. El Cónsul de Chile en La Paz reclamó una disculpa del gobierno, adjudicando que Gustavo Navarro era el ingeniero de tal publicación y difusión. Sin distracciones, Saavedra, desvío la polémica y desmintió tales acusaciones, y envío a Marof como Cónsul a Génova.
El estudio inicia con un fragmento epistolar que Barbusse envía a Marof, destacando su “voz recta de la verdad” y aprueba su coraje tan elevado por esa juventud sudamericana que encarna Marof. Y, si bien señala cambios, también previene los ‘desalientos’ por obra publicada. Además, tiene un epílogo de Amadeo Legua, admirador del nuevo talento de Marof por ser un joven de excepcional talento y no ser un vividor del nacionalismo. De a poco el concepto de su libro se expone en tres partes, los cuales son una respuesta a las doctrinas impuestas desde afuera del continente ingenuo.
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