Constelación Amaru Villanueva: Atrapando luciérnagas y nombrando las clases medias
A propósito del libro póstumo del investigador boliviano, que se presentó en Cochabamba el 21 de agosto
“¿Qué queremos darle al mundo?
¿Qué nos hace falta a nosotros del mundo?
Mi abuelita decía: Todo lo fácil en la vida ya está hecho,
Sólo falta lo difícil por hacer“
Amaru Villanueva Rance
Escribir sobre el libro póstumo “Clases medias y otras luciérnagas”, de Amaru Villanueva Rance, es intentar identificar estelas que se insertan en el estudio de las clases medias, por medio de un recorrido histórico de las castas sociales, la estratificación y la movilidad social de una Bolivia que no solo tiene dos caras, sino múltiples formas de nombrar, ocultar, metamorfosear y ejercer su identidad; a la vez, en este libro podemos descubrir un universo de crónicas, relatos y ensayos sobre asuntos urbanos, de consumo cultural, política y vida cotidiana que como categorías luciérnaga alumbran y deslumbran el espíritu lúdico, inquieto y crítico del autor.
Este libro resulta un aporte consistente, honesto y reflexivo a las ciencias sociales bolivianas, porque allí donde las tradiciones académicas generan mapas de sentido de las clases medias, desde la teoría, los barómetros y nutridos análisis de la coyuntura actual, Amaru Villanueva apuesta por compartir su tesis de doctorado empleando una caja de herramientas para reflexionar los discursos y prácticas que configuran “las clases medias” como una categoría “gelatinosa” (Komadina) decidiendo emplear lo estético como sendero metodológico, de constelaciones dinámicas reflejadas en la segunda parte de su libro, que desde las disputas culturales y experiencias vitales iluminan los difusos bordes de las clases medias en el siglo XXI.
La clase como objeto de estudio es un tema complejo, libros como “Chicha y limonada Las clases medias en Bolivia” una compilación realizada por el CERES de Laserna, Moreno, Ramirez y otros autores, o “Reflexiones respecto a Resurgimiento y caída de la gente decente: un sendero en la formación de una clase etnia dominante en Bolivia (1940-2003) de Lorgio Orrellana Ayllón, a la vez el aporte de “Mi delito es ser indio: Política y racismo en Bolivia” de Teresa Zegada y Gabriela Canedo. En este contexto, Amaru Villanueva aporta a esta producción intelectual nombrando a las clases medias en plural desde la categoría de “clase imaginada” (en términos de Benedit Anderson) trazando una genealogía de categorías intermedias en Bolivia con énfasis en la clase media y como han cambiado sus significados a lo largo del tiempo en cuanto sus continuidades y rupturas.
Es en este sentido, la primera parte del libro, sintetiza los contenidos de su tesis doctoral, desde un enfoque de investigación mixto utiliza como base a Google N-Grams indagando las denominaciones en todo lo publicado (1920-200) respecto a la clase media desde una mirada ETIC, para luego consolidar el trayecto EMIC cualitativo, con el análisis de estudios de caso. En conjunto este primer capítulo, analiza la estratificación social en las sociedades andinas coloniales como resistencia y repudio a las categorías intermedias latentes (mestizo, cholo), desde las crónicas de Guamán Poma de Ayala como parte vital de sus interpretaciones, luego ausculta el periodo de la república por medio de categorías como la raza y la ocupación, para llegar a la Bolivia desde el periodo democrático profundizando cuatro aspectos: 1) Categoría ocupacional, 2) Estratificación social por ingresos económicos, 3)Posición social y 4) Auto identificación. Los hallazgos principales de investigación afirman que Bolivia se encuentra en el segundo lugar en un 85,3%, después del Uruguay en auto identificarse con la clase media según las encuestas del Latinbarómetro algo similar sucede con la Encuesta Mundial en Valores, confirmando la “reconfiguración de la circunscripción imaginaria” entonces nos encontramos con la clase media resbaladiza que en el periodo (1998-2018) que se reconfigura como una categoría emergente donde las modalidades de pertenencia étnica y estratificación social han cambiado, y se nutren de pactos políticos, alianzas y escaños en el panorama electoral, la dinámica de la etnicidad como táctica y recurso de movilidad social o una serie de estudios basados en el comercio que deslumbran un cambio evidente, pero a veces sobre estimado.
Es interesante como síntesis de la primera parte del libro, plantear la necesidad de la investigación cualitativa como un camino para entender este juego de ensarte de categorías ya que allí vamos descubriendo las subjetividades sociales en disputa, que nos llevan a comprender como en la Bolivia del siglo XXI, al parecer ese patito feo representado como la clase baja y media se fue convirtiendo en un ostentoso cisne, pero que como indica Sylvia Plath “en cada cisne hay una serpiente”. En este capítulo existen estudios de caso bien logrados desde las etnografías, por ejemplo el que estudia las asociaciones de los copropietarios de edificios de La Paz, donde “la moral y las buenas costumbres” ejerce un control social feroz al co-propietario de un edificio que renta su departamento a una inquilina que al parecer se dedica a la prostitución, las normas y la doble moral también imperan en estas clases emergentes y ascendentes en la disputa del campo social, o como reflexiona Huntington “las clases medias se vuelven más conservadoras cuando envejecen”. Desde teóricos como Derrida, Foucault, Hacking, Bourdieu podemos identificar que los discursos y las prácticas son una especie de “adagio entre lo que se hace y se dice” (Exeni Rodriguez, 2024) ya que Villanueva interpela, seduce, repone e impone un ejercicio metateórico y también ejercita nombrar nuevos meteoritos, en el trance de la luciérnaga que se prende y apaga sin cesar y como dice la cumbia rescatando el espíritu de la clase media haces lo que quieres y nadie te puede parar”.
La segunda parte de este libro es aguda, lúcida y lúdica, la lumbre de sus palabras se enciende y por medio una lectura etnográfica desde la crónica y la autoconfesión aborda cuatro temas: primeramente personajes urbanos los personajes paceños en extinción, o el tintinear de las polleras e historias de las ch’askitas que desde la constelación Sacaba, hasta el Bolivia Drag), en un segundo apartado tenemos los viajes que realizó con su padre al Festival Internacional del Charango en Aiquile, o el viaje a un festival de música afueras de la ciudad en medio centímetro cuadrado del ácido y el trance lisérgico que provoca mientras nos revela los prejuicios que tienen sus acompañantes, en una tercera parte interpreta el consumo desde el Shopping como síntoma social, y para el final las despedidas del Facebook, de su gato Kandinsky, y un conmovedor epílogo de la madre del autor (me duelen los brazos de tanto vacío).
Si tuviéramos una brújula para transitar las latitudes que Villanueva nos invita a reconocer, empezaríamos por usar una de sus exclamaciones favoritas, que recuerdan de él sus seres queridos el : “Me fascina”, como frase que nos lleva a entender su retorno a Bolivia después de vivir en Londres y Estados Unidos, esa mirada que comparte en las publicaciones de “Bolivian Express”, esa búsqueda del factor sorpresa de las personas y ciudades, desde las diversas maneras de apropiación de los espacios públicos que se convierten en laboratorios sociales. En este rigor, un capítulo muy interesante es el de “Constelación Sacaba” cuando Amaru decide ser padrino de una jovencita sacabeña que causa sensación en el género huayño cumbia, narrando los rituales de pasaje del starsystem criollo, Sacaba y sus parajes vallunos, desde el ruido o las composiciones de liricas como colesterol “quieres que te guise un chicharrón, un pedazo de jamón o prefieres pollo frito mi amorcito” ., Villanueva describe a su ahijada que añora conocer a los One Direcction “La muchacha ahora levanta la última rosa, da una vuelta y apaga la última vela, no es la misma persona cuyos diminutos tacos conocieron por primera vez el cemento, de la pista al principio de la velada. Ya ha pasado la media noche sin que nadie siquiera lo murmure; la fiesta no muestra señales de terminar. Fuera del salón de eventos las estrellas de Sacaba parpadean sin misterio mientras ruge un largo camión al pasar la tranca.”
Otro de los ensayos que demuestran un sentido incisivo, y tragicómico de lo cotidiano es el de CTRL+ALT+DEL, cuando anuncia el cierre de su cuenta del Facebook: “En los últimos meses me he visto envuelto en un simulacro de realidad social que en estos tiempos me resta más de lo que me suma. He sentido una amplificación de todo aquello que nos divide: entre linchamientos, odios y resentimientos, que se escudan detrás de perfiles macabramente sonrientes, entremezclados con fotos de vacaciones, perritos y momentos ostensiblemente felices. Me parece un coctel tóxico y esquizoide, uno no debería tener que experimentar ni estar expuesto a estos violentos extremos emocionales (…) volveré y seré millones (de pixeles)”
“Clases medias y otras luciérnagas” podría haberse dividido en dos libros un académico y otro de crónicas, pero eso hubiera sido un desacierto, ya que las dos partes que conforman este trabajo comparten el mismo ADN, el salirse de la caja de discursos teóricos que visitan lugares comunes, por un momento dejemos que empaqueten la luna y se desmantele el sol. Este libro es una caja negra donde deambulan luciérnagas que alumbran y deslumbran nuestros sentires y conocimientos de las clases medias en Bolivia.

