Nueve cuentos inauguran el camino de Mónica Heinrich en la narrativa
‘Las Desapariciones’ es el primer libro de la reseñista y productora, que además abre el catálogo de ficción de la editorial Heterodoxia
“Dar a luz le llaman al acto de parir, pero yo acabo de parir y estoy sumida en la oscuridad”, dice uno de los personajes del cuento “Happy Ending”. Momentos como ese, que despiertan sensaciones diversas y contradictorias, componen las nueve historias de Las Desapariciones, el primer libro de Mónica Heinrich.
Sea escribiendo columnas cinéfilas en periódicos nacionales, produciendo, rodando o editando algún clip en la productora de contenidos Núñez & Heinrich, o en las butacas de algún teatro en la ciudad de los anillos, la vida de Mónica siempre ha estado ligada a la cultura y el arte.
Con un bajo perfil, cultivado de una manera muy consciente a lo largo de los años, Mónica no es asidua a las formalidades (“ritualidades”) literarias de estos tiempos, por lo cual la editorial informó que el libro no tendrá presentación física, la preventa fue abierta el 18 de julio y estará disponible para la venta en todas las librerías del país desde el 24 de julio.
“Estaba, digamos, inquieta. No imagino mayor suplicio que sentarme delante de un público –pequeño o grande– a hablar largo sobre mí y sobre lo que escribí. Hasta que se me hizo la luz, y me dije: ‘pero, ¿cuál es la obligación y necesidad de hacerlo?”, explica Mónica desde Santa Cruz; lo planteó a la editorial y estuvieron de acuerdo. “Ellos se ahorraron tiempo y logística, y yo me ahorré y les ahorré a los posibles incautos asistentes tiempo y atención”, explica Mónica con la humildad que nace de la timidez, que la caracteriza.
Las Desapariciones también abre el catálogo de ficción de Heterodoxia, que suele publicar libros y ensayos de investigación histórica. Desde la editorial explican que los cuentos de Mónica fueron el material ideal “para dar rienda suelta” a su necesidad de explorar la ficción.
“Heterodoxia, tal como su nombre lo indica, cree en publicar trabajos alejados de una doctrina o de un pensamiento único. Sabemos que en hay cuestionamientos o interpelaciones que valen la pena compartir y difundir. Con este libro damos inicio a lo que esperamos sea una larga alianza con las nuevas ficciones bolivianas”, señalan en su kit de prensa.

Y aunque es su primer libro, la experiencia de Mónica es amplia. Comenzó a publicar textos en un sitio argentino a los 17 años, en la época universitaria fue la creadora del célebre ciclo de “PSCINE” de la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra (UPSA), donde unía las temáticas de su carrera, Psicología, con el cine, una de sus pasiones. Tras su paso por la redacción de la sección cultural del periódico El Deber, creó la revista Aullidos de la Calle, que tuvo cinco números físicos para luego pasar al formato digital, uno de los proyectos más interesantes sobre periodismo cultural hecho en Santa Cruz en esos años. A esto, ya en complicidad con su pareja, Mónica hizo televisión, el programa Banda Ancha y en cuanto a cine, el cortometraje Ring Ring.
“He disfrutado todas las cosas que hice en mi vida porque siempre han estado relacionadas a mis pasiones. Yo no puedo vivir sin cine, sin libros, sin teatro, sin música”, afirma Mónica sobre los “pasos naturales” que transitó, para llegar a la elección del formato cuento para ingresar al mundo de la ficción.
“No es una elección en sí misma. Tengo historias que son un poco más largas o que siguen abiertas; en ese sentido, me dejo mucho llevar, es casi una mano invisible. No es algo que vaya a planear nunca, eso de: ¿voy a escribir una novela, voy a escribir un cuento, voy a escribir un poema’. El cine y el teatro, por ejemplo, son mis otras pasiones, pero son lenguajes distintos. Sí sé exactamente si la idea que tengo en mente es para cine, teatro o literatura. No me cierro a explorar ningún espacio, porque los cuentos, como digo, surgieron espontáneamente”, dice Mónica.
Así quedan en evidencia las varias vertientes desde donde se nutre su escritura, las historias y situaciones que viven sus personajes y las atmósferas extrañas, incómodas y atrayentes que generan el ritmo de su relato. Esto quizás sea porque la construcción de su imaginario de referencias e inspiraciones es resultado de un consumo bastante ecléctico y desordenado.
“Lo mismo leía a Poe con entusiasmo que un libro romance de bolsillo de Jude Deveraux”, indica Y es que en la biblioteca de Mónica se puede encontrar de todo, “hasta la biografía de Luis Miguel”. Igual con el cine: “Y todo ha contribuido o degenerado – como lo querrás ver– en estas historias. Si ves mi lista de Spotify en este momento exacto, vas a encontrar muchas sorpresas”.
Mónica sigue “amontonando” cuentos y más historias. Cada vez escribe algo más. Señala, entre risas, que tiene su “colección peji”, cuentos muy malos con los que podría formar otro libro.
“Uno de mis planes macabros era publicar todo de una vez, digamos en varios libros de un saque y no volver a publicar nada. Pero una amiga me dijo que me dejara de huevadas y que le diera a cada cosa su espacio y su lugar. Aún me pregunto si tuvo razón o si he dejado escapar una gran oportunidad”, remata.

