Notas andinas. Los asedios al páramo de H.C.F. Mansilla y Gloria Álvarez Cross (I)
Este ensayo se propone articular la filosofía política de Celso Mansilla con los análisis coyunturales y del discurso de los politólogos Álvarez-Kaiser
El lugar de nacimiento del, tópico, páramo es en referencia a la ciudad cumbre de Bolivia, Nuestra Señora de La Paz. Es relevante pensar en la urbe paceña en el nuevo Estado materialista desde 2009. El paso de los años hace pensar en la Carrera de Filosofía de la Universidad Mayor de San Andrés. Se piensa en la currícula y también en la presentación de alguna obra en su seno. Entre las presentaciones y ponencias más sonadas, acaecen las del filósofo boliviano-argentino H.C.F. Mansilla Ferret. Es como si fuese una aguja en un pajar, por los constantes asedios a la UMSA incluso desde el misma UMSA. Aproximadamente el año 2015 o fue 2016 que llegaron, pero a Santa Cruz de la Sierra la conferencista cubano-guatemalteca Gloria Álvarez y Axel Kaiser. A la afrenta llegan grupos de la extrema izquierda desde La Paz y foráneos. Todo comienzo de un nuevo status in questionis se tramita con el ‘páramo’ paceño.
Este ensayo se propone articular la filosofía política de Celso Mansilla con los análisis coyunturales y del discurso de los politólogos Álvarez-Kaiser. Lo harán en detrimento del otro grupo de discursos llamados asedios. Se tratan de asedios transmodernos desde la lectura integrista del ‘dusselianismo’. Y se complementa con el artículo de Ivonne Farah y Mauricio Gil. Atraviesa después intrincada otra segunda lectura integrista del poscolonialismo andino. Y, ¿se trata de agrupar o proponer con HCF Mansilla y Álvarez-Kaiser una respuesta? En sentido general, viene a ser una respuesta desde el páramo de Nuestra Señora de La Paz para esa crítica intelectual parcializada boliviana y extranjera. Están circundando la esfera de los intelectuales marxistas bolivianos. Por eso, las líneas que vienen a continuación se organizan en dos. ‘Antecedentes: los ethos populistas’ suman dos planteamientos tanto de Axel Kaiser y de HCF Mansilla en el primer punto. Al medio se interrumpe con ‘Los asedios a la centroizquierda, el transmoderno poscolonial’ dialoga contraposiciones.Y revisa los argumentos de Axel Kaiser, Gloria Álvarez y de H.C.F. Mansilla. Se contraponen ‘Modernidades alternativas: una discusión desde Bolivia’. Es de autoría de Ivonne Farah y Mauricio Gil.
1. Antecedentes: los ethos populistas
Bolivia nace como república liberal y no es postrimera del siglo XIX, pero lo es a la espera del jacobinismo de Simón Bolívar. Se toma a ese como el ‘ethos’ populista, ¿dónde? Lo hace literalmente con la primera Constitución de 1826. Sin menoscabar la obra venezolana de ilustres contemporáneos de Bolívar, es el caso de Andrés Bello. Partir de la crítica al Estado boliviano lleva a considerar asideros primero de un concepto traído a colación por los gobiernos sudamericanos y latinoamericanos. Se llama ‘Socialismo del Siglo XXI’ bautizado por la Rev. Bolivariana pre constituyente y constituyente auspiciada por un profesor de la UNAM. Acaece entonces un progresivo declive de las democracias y de los Estados. Pero la radiografía parece prever un recorrido por la organización del siglo XIX. Y prevé sus antecedentes, siguiendo a Mansilla, por la Colonia que es preliberal. Para eso HCF Mansilla previene como un mensajero del páramo que transcurre históricamente el populismo interno afectando al Estado:
[c]omo ejemplo ilustrativo es útil mencionar algunos rasgos característicos de la administración pública boliviana, que se originaron en la era colonial. Estas características se mantienen en el presente y, lo más llamativo, no han sido objeto de crítica de parte de intelectuales izquierdistas, movimientos indigenistas ni partidos socialistas. Entre ellas se encuentran: el funcionamiento lento, ineficiente y enrevesado del aparato burocrático, en especial de las instancias con intenso tráfico público; el mal diseño de los trámites y de las instancias involucradas en ellos; la inclinación a sobre-regular toda actividad humana por medio de estatutos legales; el bajo prestigio atribuido a los funcionarios del Poder Judicial; la escasa independencia de los tribunales y las fiscalías con respecto al Poder Ejecutivo, y el mediocre desempeño de jueces y fiscales en todo sentido. La sobreproducción de leyes y disposiciones, propensión que en Bolivia sigue vigente al comienzo del siglo XXI, y simultáneamente la desidia y lentitud administrativas, ocasionan la imposibilidad de aplicar racionalmente las leyes en la praxis, lo que conduce directamente al corolario: ‘Se acata, pero no se cumple’, como se dice desde la era virreinal (Mansilla, 2010, p. 185).
Desde este punto de partida, la función del Estado que es interna ha pervivido colapsado por la falta de crítica desde su novísima fundación. ¿A quién se debe ese atraso? A Bolívar y a Sucre llegados como grancolombianos se les debe. ¿Se debe a que llegó el jacobino Simón Rodríguez? Porque no trajeron, mejor dicho, porque no vino en persona Andrés Bello.Después se perdió territorio –me refiero– a quién culpar a la burocracia boliviana. Se trata al poco entendimiento de los burócratas del Estado y su orden jurídico.
Partir de la Colonia señala las directrices con las fuentes que llegaron de antiguo Pirú –por su pronunciación colonial– se trata de los Andes. Bajo la consideración toca a sus mejores cronistas, para ponerlos de ejemplo. Vienen nombres como los del Inka Garcilaso de la Vega y de Felipe Guamán Poma. Su antonomasia complementa a esta, el binarismo con las prácticas coloniales. Ahí descansan las primeras, la mita y la encomienda. Los mitos que produce esta época alcanzan obras del esencialismo literario: la de Bartolomé Arzans. Autores castellanos como F. Vittoria y Ginés de Sepúlveda partieron de esta realidad. Retrucados han resultado por el concepto ‘simultaneidad’ del corpus jesuita Diputaciones metafísicas del español P. Francisco Suárez. En sus obras acaece el reconocimiento a la humanidad de los indígenas. El centro de los temas a tratar la Colonia, enmarcan a la fe católica sobre el territorio. Después de trazar la historia protonacional, del beniano José Luis Roca, llega 1825. Viene con esta fecha el reingreso y fundación de centros de enseñanza, lo remarca en su ‘Fúnebres’ Gabriel R-Moreno, príncipe de las Letras Bolivianas. Por su parte, las investigaciones y publicaciones más acérrimas en Bolivia parten del divortiumacuarium entre sistemas educativos religiosos y los laicos. Según HCF Mansilla “fue Agustín Aspiazu (1826-1897)” (2017, p.127), el ejecutor de la labor filosófica en el siglo XIX dentro del páramo de La Paz. Fue, coincidiendo con FrédéricBastiat citado por Kaiser-Álvarez, el iniciador. El iniciador Aspiazu del positivismo boliviano, y propugno las ciencias en La Paz.
Aterrizando en La Paz, los regímenes de gobierno han estado plagados de viejas falacias que retrotraen al populismo. Partiendo de temas originados en el debate político, Bolivia con sede en la razón paceña encuentra los siguientes. En función al ‘ethos’ requiere organización, por ejemplo, pedagógica o integración política como histórica desde las regiones a los países. A continuación, se revisan nociones sobre el populismo latinoamericano. Y se trabaja el capítulo I de El engaño populista (2016) de Kaiser-Álvarez. Los ethos del populismo latino generan condiciones médicas incurables. El vínculo con las figuras de los caudillos atraviesa el discurso de los poderosos. Es un doble vínculo, porque hoy también los populistas de la izquierda son poderosos. El análisis del santiaguino Axel Kaiser, F. Hayek en la UAI, comienza con dos. Se trata de dos figuras del populismo: “Hitler y Mussolini” (Kaiser, Álvarez, 2016, p. 21). Para este fin los autores continúan señalando a cinco líneas de lectura a tratar sobre los regímenes populistas y sus caracteres. Ellos parten de su primer elemento de refutación: ‘El odio a la libertad y la idolatría hacia el Estado’.En esta primera parte la figura populista central es: “el Che Guevara” (2016, p. 22). Su base, la del caudillo o líder populista, fue la lucha armada o la guerrillera. Dicen –Kaiser-Álvarez– tomando en cuenta el primer aspecto:
“[e]l segundo consiste en eliminar la libertad económica anulando lo más posible el derecho de cada individuo a gozar del fruto de su trabajo” (P. 23).
Es más cuando la amenaza atraviesa los núcleos de los derechos y entre ellos la propiedad de los individuos los problemas comienzan históricamente. La historia de cada país de cada elección de populistas hace ver así el panorama:
“Nada de lo anterior es un fenómeno exclusivamente latinoamericano, por cierto. El nazismo alemán y el fascismo italiano, por ejemplo, aunque con un núcleo ideológico más depurado y otras importantes diferencias con lo que hemos visto en nuestra región, también fueron movimientos populistas que hicieron del odio a la libertad individual y la adoración del Estado su propulsor fundamental. Lo cierto es que, más allá de la complejidad de las comparaciones, ideológicamente gente como Mussolini, Hitler, Stalin y Mao estuvieron en la misma trayectoria de un Chávez, Perón, Castro, Iglesias, Allende, Maduro, Morales, Correa, López Obrador, Kirchner y Bachelet en su segundo gobierno […]” (p. 24).
Después de anotar, dicen el chileno y la guatemalteca, los principales puntos señalan el calibre populista por el paso de Alemania e Italia de los años 20 y 30. Por este aspecto el populismo en tercer lugar acarrea ‘El complejo de víctimas’, en el que es de principal ocupación reflejar el siguiente problema:
“Ciertamente no todos en Europa se creían la ficción del buen salvaje. Hastiado de la persistencia de este mito, a mediados del siglo XVIII el célebre escritor británico Charles Dickens escribiría un artículo titulado, precisamente, El buen salvaje. En él sostendría que era ‘extraordinario’ observar cómo algunas personas hablaban del buen salvaje ‘como si hablaran de los buenos viejos tiempos’, y ver cómo ‘lamentaban su desaparición en el curso del desarrollo de determinadas tierras’” (p. 34-35).
Por su parte, en ‘La paranoia anti ‘neoliberal’’ el centro que va a repercutir la política sudamericana es la posición ambidiestra y mentirosa de Bachelet. Parecida a la actual figura de Camila o Gabriel Vallejo, “Jaime Quintana, aseguraba que el gobierno iba a poner ‘retroexcavadora’” en contra de Pinochet (p. 42).Sigue con ‘La pretensión democrática’ después de discurrir con la teoría clásica de las ideas liberales, con énfasis en IsaiahBerlin, llega una conclusión. “La democracia, entonces, es para esta visión igual al socialismo, es decir, a la redistribución igualitaria de la riqueza” (p. 63-64). Van consignas desde el Socialismo del Siglo XXI, el Vivir falazmente Bien del Ecuador pluri etcétera. Y por último, ‘La obsesión igualitarista’ concurre con un análisis de la realidad del discurso populista en los resultados o sus efectos en el Estado y en la gente:
“Venezuela es ciertamente un caso aún más delirante sobre los resultados del socialismo del siglo XXI y de políticas populistas. Lo cierto es que la corrupción en Venezuela está completamente desbocada. Tanto así que en el famoso ranking de Transparencia Internacional, que mide el nivel de corrupción en 174 países, en 2014 Venezuela obtuvo el puesto 161, por debajo de Zimbawe y estuvo al nivel de países como Haití, Angola, Afganistán y Corea del Norte. Argentina, por su parte, alcanzó la posición 107; Ecuador, la 110; Guatemala, la 115; Bolivia y México, la 103; Brasil, la 69 y Perú, la 85” (p. 68).
La distribución clientelista del Estado recae en estos países modelo de la corrupción y la política populista más radical. No es otra cosa, en este ranking Chile a finales de la primera presidencia de Sebastián Piñera sea la excepción. Con eso termina El engaño populista (2016) con los prólogos de Mario Vargas Llosa nobel de Literatura y Carlos Rodríguez Braun.

