Liderazgo en el Hip Hop International Bolivia: Roles, retos y sueños que inspiran
La danza , como la vida, está llena de retos que ponen a prueba la fortaleza y la unidad de los equipos
El liderazgo en la danza no es solo un dominio técnico; es un arte de guíar corazones, transformar vidas y construir comunidades. En Bolivia, figuras como Olivier Nguyen, de Increíbles; Daniel Ríos, de Revolution Jazz Dance; y Paulo Molina, de La Tribu, están forjando un impacto en la cultura urbana del país.En cada paso, cada ensayo y cada competencia, estos líderes redefinen lo que significa liderar con pasión y propósito.
Para Olivier Nguyen, la danza es mucho más que una disciplina artística; es un lenguaje universal que une. En su academia, Increíbles, los valores de humildad, respeto, paz y amor son pilares fundamentales. “Venimos de la cultura hip hop, que inculcamos a nuestros estudiantes desde el primer día. Esto nos diferencia, no solo en competencias, sino en cómo construimos un espacio donde cada bailarín siente que pertenece”, explica. Este enfoque no solo ha consolidado su comunidad, sino que también ha llevado a su academia a lograr un hito histórico: ganar el primer lugar en las categorías Varsity y Megacrew durante dos años consecutivos. Para Olivier, este logro no es solo un trofeo, es un testimonio del poder del trabajo en equipo.
Por otro lado, Daniel Ríos lidera desde la conexión humana. Para él, el liderazgo es un intercambio constante. “Enseñar y aprender van de la mano. Mis estudiantes me inspiran tanto como yo a ellos”, comparte. En Revolution Jazz Dance, Daniel adapta su enseñanza a las necesidades únicas de cada bailarín, creando un ambiente donde la técnica y la creatividad florecen.
En La Tribu, Paulo Molina subraya la importancia de la comunidad. “El liderazgo no se construye en soledad. Profesores, coreógrafos, estudiantes y familias son la columna vertebral de esta comunidad”, asegura. Para él, liderar es un acto colectivo, una danza donde cada miembro del equipo juega un papel esencial en la construcción de sueños compartidos.
La danza , como la vida, está llena de retos que ponen a prueba la fortaleza y la unidad de los equipos. Olivier Nguyen describe la presión de defender títulos como una experiencia que, aunque desafiante, une aún más a su equipo. “Lo más bonito es ver cómo cada bailarín da lo mejor de sí y cómo se apoyan unos a otros para crecer juntos”.
Daniel Ríos comparte una perspectiva similar. Para él, las competencias son más que un escenario de rivalidad; son una oportunidad para fortalecer la resiliencia y la confianza en el equipo. “Cada experiencia nos enseña no solo a mejorar técnicamente, sino a mantenernos unidos frente a cualquier adversidad”.
El impacto de estos líderes no se mide únicamente en los trofeos que adornan sus academias, sino en los sueños que inspiran. Olivier Nguyen tiene un objetivo claro: llevar el talento boliviano a escenarios internacionales. “Queremos que nuestros alumnos vivan y respiren la danza, que vean que con esfuerzo, los sueños realmente se pueden alcanzar”.
Para Paulo Molina, el legado más grande de La Tribu es ser un espacio donde la pasión por la danza trasciende generaciones. “Más allá de los títulos, queremos ser una familia que inspire a los jóvenes a soñar en grande y a creer en su potencial”.
Las historias de Olivier, Daniel y Paulo son un recordatorio de que liderar en la danza es tocar vidas, construir sueños y dejar un impacto duradero en la cultura. Gracias a su pasión y dedicación, el movimiento de la danza urbana en Bolivia no solo pisa fuerte en competencias nacionales e internacionales , sino que también late en los corazones de quienes encuentran en ella una razón para soñar, crear y seguir adelante.
Texto: Briana Calvi
Reportería: Sofía Villegas, Flavia Noya
Foto: Sofía Villegas

