La voz de Hind Rajab
'La voz de Hind', película dirigida por la tunecina Kaouther Ben Hania, cuenta la historia de una niña palestina de 5 años asesinada por soldados israelíes. En su estreno en el Festival de Venecia recibió una ovación récord de 23 minutos y 50 segundos, y se llevó el Gran Premio del Jurado
Cuando el mundo duerme: historias, palabras y heridas de Palestina, es el último libro de Francesca Albanese, Relatora Especial de la ONU para Palestina, cuya primera edición se lanzó en mayo y la sexta acaba de lanzarse en Italia en agosto. En el primer capítulo del libro se relata la desgarradora historia de Hind Rajab, que en febrero del año pasado conmocionó a una parte del mundo. Vale la pena volverla a contar por lo que ocurrió el pasado viernes en el Festival de Cine de Venecia.
En las primeras horas de la tarde del 29 de enero de 2024 las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) lanzaron la enésima orden de evacuación del barrio Tel al-Hawa, de la ciudad de Gaza. Llovía y hacía frío. Hind Rajab tenía cinco años y era la última de la familia. La madre no tenía otra alternativa que huir a pie con sus hijos mayores. Aceptó la propuesta de los tíos de la niña de huir en un carro junto con sus primos. Al poco tiempo de la partida, cuando se escucharon dentro del vehículo los estruendos de las bombas y los disparos, el carro quedó atorado en el pánico del tráfico. En muy poco tiempo se encontraron bajo la lluvia de fuego de la artillería israelita.
Layan Hamadeh, la prima de quince años de Hind, que estaba a su lado en el asiento trasero, llamó a la Sociedad de la Media Luna Roja Palestina (PRCS) e informó que su padre y su hermano habían sido asesinados y añadió: “Nos están disparando. Estamos en el coche, el tanque está justo a mi lado”. Según la grabación entregada por la PRCS, Layan gritó y se escucharon disparos de ametralladora, mientras aún estaba en línea con los socorristas. Luego un silencio gélido. Se colgó la llamada. Hind miró a su alrededor, ninguno hablaba, todos estaban recogidos sobre sí mismos. Los operadores volvieron a llamar. Hind, seguramente temblando, tomó el teléfono de entre los dedos inertes de su prima Layan y explicó que “los otros están muertos o tal vez duermen”. Luego exclamó: “Estoy muy asustada, por favor, ven y llévame. ¡Por favor! ¿Vendrás?”.
La operadora, casi en pánico, consciente del peligro que corría Hind, le respondió con afecto: «habibti» (tesoro), le pidió que se mantenga escondida y se quedó en la línea telefónica para no dejarla sola.
Tres horas eternas transcurrieron para que la PRCS obtenga el permiso de las FDI para que una ambulancia pueda localizar el vehículo y poner a salvo a la niña. Entonces la operadora aseguró a Hind que dos socorristas iban en su ayuda. Poco después de su partida, escucharon un estruendo en la radio y perdieron contacto con la ambulancia.
Doce días después, fue encontrado el cuerpo sin vida de Hind Rajab, sus tíos y primos. El vehículo era un cernidor perforado por más de trescientos proyectiles. Muy cerca de ahí se encontró lo poco que quedaba de los dos socorristas y la ambulancia de la PRCS. El ejército israelí la desguazó con un proyectil de tanque HEATM830A1, de fabricación norteamericana.
Dice Francesca Albanese que la grabación de esta desgarradora conversación entre las y los operadores de la PRCS y la niña Hind Rajab, con su vida pendiendo de un hilo, quedó escrita en la historia y que se espera que, algún día, los jueces condenen a los responsables de esta matanza.
La investigación del Forensic Architecture, dirigida por el arquitecto británico-israelí, Eyal Weizman, demostró que el tanque israelí disparó trescientos treinta y cinco balas contra el automóvil familiar. Sostuvo que era imposible que los soldados israelitas no vieran que el vehículo estaba ocupado por civiles y niños. Ratificó que la ambulancia fue alcanzada con un proyectil de tanque.
La organización Earshot, analizando los sonidos de los disparos en la grabación, concluyó que la distancia entre el automóvil y el tanque era de entre trece y veintitrés metros.
El viernes, 5 de septiembre de 2025, se estrenó en el Festival de Cine de Venecia el filme La voz de Hind, dirigido por la tunecina Kaouther Ben Hania, que recoge la historia relatada en esta nota. Recibió una ovación récord de 23 minutos y 50 segundos. Tommaso Koch, de El País de España, recoge este hecho con el siguiente titular: “Una notable edición del festival de Venecia pone al ser humano ante el espejo de su estupidez”.
Es la sociedad civil del mundo, no los gobiernos, la que está levantando este espejo ante la ONU y sus países miembros, incapaces de poner un alto y sancionar a Israel por esta estupidez monstruosa de arrasar el territorio palestino y su gente.
Los gobernantes de este mundo están impregnados de una insensibilidad estúpida ante los ruegos de una niña por su vida, como –seguramente– de tantos otros ruegos de las decenas de miles de niños asesinados en Gaza; ante la hambruna; ante los cuerpos cadavéricos de niños desnutridos; ante asesinatos meticulosos de fotoperiodistas que por retratar la crueldad son acusados de terroristas, como todas las voces que condenan este genocidio, como una flotilla que pretende llevar alimentos, agua y medicinas… ¿Hasta cuándo?
Que los gobiernos y la humanidad escuchen la voz desesperada de Hind: “Estoy muy asustada, por favor, ven y llévame. ¡Por favor! ¿Vendrás?”.
Dennis García

