El ‘Satuco’ de Jorge de la Reza: La primera historieta boliviana
‘Las aventuras de Satuco’ se publicó entre octubre de 1937 y los primeros meses de 1938 en el periódico paceño La Noche
Identificar definitivamente cuál fue la primera historieta elaborada por un autor boliviano es acaso una labor infructuosa dados diversos factores como la amplísima cantidad de publicaciones periódicas entre diarios y revistas en la que esta podría haber aparecido durante el siglo XX, la incompletitud de los repositorios archivísticos y documentales del país y la posibilidad de que hubiera aparecido en una publicación independiente de reducido tiraje que no se conservase en las bibliotecas públicas.
En este contexto, el caso documentado de mayor antigüedad e importancia hasta la fecha es la historieta “Las aventuras de Satuco” publicada entre octubre de 1937 y los primeros meses de 1938 en el periódico paceño “La Noche”. Se trata de un trabajo dibujado por nadie menos que el destacado pintor y dibujante cochabambino Jorge de la Reza (1901-1958) sobre versos de un autor firmante con el pseudónimo de Lord Byeron.
Esta obra —identificada primicialmente en una investigación de Francisco Leñero publicada en 2016— es una tira cómica de cuatro paneles protagonizada por la caricatura de un infante indígena llamado Satuco en situaciones humorísticas narradas en un dibujo altamente estilizado bajo claros influjos del cartoon norteamericano.
La obra de De la Reza cumple todos los requisitos para ser considerada plenamente como una historieta según los parámetros tradicionales: Narración continua, viñetas bien definidas en un formato regular, complementación de imagen y texto, uso de globos y cuadros de texto, recurrencia de un personaje fijo, publicación seriada en varios números de periodicidad establecida y edición impresa.
“La Noche” promocionó ampliamente esta obra anunciando su aparición con semanas de anticipación y organizando un concurso para sus lectores. Asimismo, una ilustración del personaje fue publicada a página entera en la portada del número 4 de “La Revista de Bolivia” de octubre de 1937, hecho que da cuenta de la importancia que tuvo no sólo para el público infantil, sino para el conjunto de la sociedad boliviana. Durante varios meses “Las aventuras de Satuco” apareció continuamente en las ediciones sabatinas del vespertino en la sección titulada “Una página amena para los niños” junto a textos breves dirigidos a público infantil.
La existencia de “Las aventuras de Satuco” constituye una noticia extraordinaria dada la importancia de De La Reza en el panorama de la cultura boliviana del siglo XX como creador de una obra pictórica y dibujística de un estilo lineal y sobrio paralelo al Indigenismo. Formado en la década de 1930 en la Universidad de Yale (EEUU) y en el Instituto de Bellas Artes de Florencia (Italia), el artista cochabambino tuvo un contacto directo con las tendencias plásticas modernistas y seguramente conoció de primera mano las historietas publicadas en diarios y revistas de EEUU y Europa así como los ya maduros experimentos en el campo de la animación.
Revisar las diversas entregas de “Las aventuras de Satuco” publicadas entre octubre de 1937 y los primeros meses de 1938 merece anotaciones de diversa índole que ameritan mayores discusiones: Primero, debe considerarse que es un trabajo de una factura técnica extraordinaria en concordancia con la calidad que la caricatura alcanzó como género artístico en la Bolivia de la época. Segundo, que, a pesar de publicarse en una página dedicada al público infantil, se trata de un trabajo dirigido a lectores adultos capaces de asimilar la sagacidad y el humor un tanto ácido de sus versos. Tercero, que se trata de un trabajo alineado con el indigenismo artístico y literario prevalecientes en la época, encontrando en su protagonista —un indígena andino —, su principal anclaje identitario.
Un ejemplo digno de mención del tipo de humor de “Las aventuras de Satuco” muestra al personaje intentando convertirse en pintor, preparándose con mucho afán para tal oficio comprando pinturas y lienzos y pintando finalmente a una modelo indígena que posa frente a él apoyada sobre una vasija. La conclusión de la historieta señala, con mucha ironía, que Satuco no pudo retratar adecuadamente a su musa debido a que terminó traspasando a su representación los rasgos propios de su rostro de artista indígena.
Esta historieta podría ser interpretada como un guiño a los artistas indigenistas en su conjunto o quizás al pintor Cecilio Guzmán de Rojas en específico – autor de varios retratos de mujeres indígenas apoyadas en vasijas, al modo de su maestro español Julio Romero de Torrez–. Este subtexto crítico-humorístico no pudo haber sido comprendido en su tiempo por un lector infante o por un lector poco familiarizado con la cultura boliviana, lo que sugiere que “Las aventuras de Satuco” tenía como destino otro tipo de público.
Poco después de la publicación de esta primera tira cómica nacional, en 1938 aparecieron en “La Noche” una serie de obras del artista David Crespo Gastelú que también pueden ser inscritas dentro de los primeros ejemplos locales de historieta debido a su narración continua, la división del espacio en viñetas y la combinación de textos e imágenes. Se trata de breves reseñas biográficas de personajes de la época colonial como José Alonzo de Ibáñez y el Cholo Gallardo. Estas obras deberán ser motivo de un estudio subsecuente que las ponga en relación con la abundante producción de su autor en caricatura, dibujo y pintura.
Lo que queda claro por lo expuesto hasta este punto es que la historieta boliviana encuentra sus inicios más claros en la tercera década del siglo XX en la obra de artistas de renombre como De La Reza y Crespo Gastelú. Este hecho da cuenta de la relativa temprana adopción local del nuevo medio artístico nacido en Europa a finales del siglo XIX pero también nos dice algo de su estatus y sus públicos. En efecto, al menos en Bolivia, la historieta parece haber sido adoptada primeramente por las élites artísticas e intelectuales, siendo un ejemplo más de una modernidad siempre asimilada con varias décadas de retraso.
Investigador en artes y artista

