‘El brutalista’, el alma podrida de EEUU
El filme de Brady Corbet aspira a 10 premios Oscar, entre ellos, mejor película, mejor director y mejor actor. Sigue en cartelera de cines bolivianos
Es una de las películas del año. O es -simplemente- la película de 2025. Dura tres horas y 45 minutos (hay un descanso de quince minutos y una foto fija durante ese tiempo que también cuenta cosas). Es una apuesta por el cine de antes, ese que tenía dos actos, como en el teatro. Entras a la sala oscura de noche y sales al día siguiente. Es “The Brutalist” (no es de terror, el brutalismo es un género arquitectónico); es un filme que ha dividido a crítica y público. Tiene diez nominaciones a los premios Óscar, incluyendo mejor película. Es una historia de amor con final perturbador.
Es el regreso de Adrien Brody (la peli recuerda a “The Pianist”). Ha causado polémica por el uso de inteligencia artificial (para mejorar acentos húngaros y ahorrar dinero en la producción). Está rodada en Vistavision/70 mm (como “Oppenheimer”) para lograr ese “estilacho” vintage de la década de los 50. Nota mental uno: recomendable verla en Imax.

La copia física final está compuesta por 26 rollos de celuloide que pesan 130 kilos. Está dirigida por Brady Corbet (el de “The childhood of a leader” y “Vox lux”). Es la vida del ficticio arquitecto húngaro/judío László Tóth, formado en la revolucionaria/antifascista Bauhaus. En la noche del estreno en el Multicine paceño de Sopocachi estamos 16 espectadores. ¿Cuántos estudiantes de arquitectura y arquitectxs hay en la ciudad?
“El Brutalista” es una denuncia del alma podrida de los Estados Unidos (la imagen de la Estatua de La libertad boca abajo lo dice todo); es un grito contra la explotación en ese país de las víctimas del Holocausto nazi. Es antigringa y anticapitalista. Y a su vez, ha sido acusada -con razón- de promover/justificar el sionismo con su epílogo (“importa el destino, no el camino”); justo ahora que vivimos/sufrimos el genocidio/limpieza étnica del pueblo palestino en Gaza. y no, no se hace larga (si amas el buen cine en el cine).
Nota mental dos: el capítulo sobre Carrara y los mármoles blancos en sus bellas montañas trae al personaje más lindo de toda la peli: Orazio, el anarquista italiano fiestero que solo salió de su pueblo una vez en su vida y fue para patear el cadáver de Mussolini (también boca abajo, como la Estatua de la Libertad).

