‘Cuando perdimos el miedo: a 25 años de la guerra del agua’: en torno a una extraordinaria molécula llamada Agua
Presentación conjunta leída en la presentación del libro ‘Agua’, de Hernán Vera Ruiz, una actividad enmarcada en el programa organizado para recordar el cuarto de siglo de la revuelta popular cochabambina que evitó la privatización del líquido elemento
La tierra resguarda su inmenso vacío al sostén del agua. El agua, en su eterna expansión horizontal, se encarga en apretar las entrañas del misterio en su caída vertical. Son dos dimensiones que el agua nos cuestiona; la expansión de la planicie líquida frente a nuestros ojos y la profundidad salvaje que empuña en su interior. En otras palabras, el pensar el agua es pensar el tiempo. Cómo miramos en extensión de alejamiento los sucesos de un pasado y cómo debemos esforzarnos por meter la cabeza en ellos y estudiar su profundidad.
La sustancia vital que recorre y sustenta la creación del tiempo y el espacio apasiona a Hernán Vera Ruiz tanto en su enfoque científico, como también en su concepción simbólica. El autor pone a disposición su vocación profesional, al esforzarse por “la historia y saga de una molécula extraordinaria.” Para en ese ejercicio desde su conocimiento atender otra índole, las “verdades” que son del corazón. Entender el advenimiento del orden de las cosas, para comprender los afectos que nos unen a ellas.
El hipnótico movimiento de la sincronicidad de una ola, que coordina el ritmo y la melodía del mar, es el resultado de un movimiento “cooperativo” de las moléculas de agua. Es el sentido cooperativo del movimiento lo que va derivar en la metáfora ideal del sentido de la colectividad ante una causa que moviliza nuestra afección en la tierra.
A partir de este escrito, no puedo evitar, encaminar unas palabras a la acción colectiva que sucedió hace 25 años, que tiene como protagonista la ambición por el poder, frente a las negociaciones de los poderosos sobre nuestros afectos como ciudadanos. El libro de Hernán Vera Ruiz nos muestra la planicie de una historia líquida y cómo el sentido esencial de la humanidad se agrupa en su cercanía y uso. 25 años de la guerra del agua nos muestra la profundidad de lo humano, desde la necesidad de sobrevivir en las razones esenciales, por ejemplo, en luchar por un acceso digno al agua.
La historia que nos contamos, esa base necesaria para la sobrevivencia de la comunidad es lo que alienta el espíritu social de una identidad compartida. Pero toda historia requiere de un narrador y es este el que ejerce las imágenes que perduraran en la creación de una conciencia y una moral adecuada para construir un horizonte mínimo de decisiones y expectativas sociales. Recorrer la historia y la simbología del agua, así como decía Bruce lee, es un recordatorio a una naturaleza que, si bien puede fluir, también puede golpear. Y para que tengamos bien presente que “La memoria es el ejercicio de responsabilidad democrática que se debe ejercer en los momentos importantes”, por eso este libro a la vez es un homenaje a aquellos 25 años que han fluido pero que también han golpeado, que nos ha mostrado la superficialidad del poder y sus intentos por borrar aquel hito, como también por la profundidad de los afectos confirmados en una misma lucha. Hoy escuchemos ese torrencial de dignidad que como dice Pessoa Llueve en silencio, que esta lluvia es muda y no hace ruido sino con sosiego.
Seamos agua, amigos míos…

II
Todo es más simple delante de un vaso de agua
Cada lugar de la Tierra está repleto de agua o ha sido concebido de alguna manera por ella. El agua es la sustancia más común que tenemos, la usamos diariamente en nuestras casas, llueve directamente sobre nosotros desde el cielo y fluye constantemente bajo nuestros cuerpos en los acuíferos. La encontramos también en el estado gaseoso en el aire que respiramos, en estado líquido en los océanos, en los ríos y en un estado sólido en la nieve y en los glaciares. El agua está desde el alba del mundo al centro de los rituales de casi todas las religiones. El agua es aparentemente “simple”: H2O, una pequeña molécula hecha de solamente tres átomos unidos entre sí para formar una microscópica V. Sin embargo, a un examen más minucioso, el agua resulta ser una sustancia sorprendente, extraordinaria e increíble. Por ejemplo, se expande cuando se enfría, como cuando el hielo flota sobre el agua, lo que muy pocas otras sustancias pueden hacer. Pero no son solo sus características físicas las que son particulares, efectivamente el agua es la sustancia más constante de la historia de la Tierra, de la humanidad y de todas las demás formas de vida. Viene del espacio profundo, es una hija del Big Bang, y se ha concentrado en nuestro planeta de una manera fortuita, aún en búsqueda de una explicación.
Fabulas, leyendas, historias y narraciones más o menos misteriosas la circunda o por ella son rodeadas, narraciones épicas y poesías, la Biblia y Moby Dick, el retorno de Ulises a su Ítaca, la sed de los soldados bolivianos y paraguayos durante la Guerra del Chaco.
El agua, una vez que llegó, no se fue y su constante movimiento cíclico, literalmente dio forma al mundo que conocemos, cavando valles, erosionando montañas, dejándonos inmensos mares e impresionantes glaciares. Favoreció los asentamientos humanos a lo largo del curso de los ríos, el Tigris y el Éufrates, el Nilo, el Ganges y el Rio Amarillo; muchas guerras han sido y serán combatidas por su control. El agua nos invita a seguir estudiando su historia social y política, su química y su física. El libro que estamos presentando hoy nos invita mirar a esta sustancia con ojos diferentes; detrás de un simple vaso de agua, a través de este extraño liquido – inodoro, incoloro e insípido – aprenderemos a reencontrar el profundo vinculo que nos une a todos con el origen del universo, el origen de la vida y la historia de la humanidad. Nos ayudará en pensar a nuestras actividades cotidianas, desde las más simples como lavarnos los dientes, en la cual consumimos más de 4 litros de agua, en ducharnos 5 minutos que equivale el consumo de 200 litros de agua, comer 1 kilos de carne de res que corresponde al consumo de 15.000 litros de agua, a los 216 millones de litros de agua necesitados para sostener la infraestructura que permitió generar el contenido creado por inteligencia artificial al estilo Studio Ghibli. Más aún nos hace recordar que nuestros cuerpos están hechos por un 70 % de agua, que el planeta que nos hospeda es cubierto y conserva tres cuartas parte de este extraordinario líquido.
El agua, una sustancia de la cual conocemos mucho y de la cual necesitamos conocer aún mucho más, porque el agua nos hace creer seriamente que sería más correcto llamar a nuestro planeta, Planeta Agua.
*El libro puede ser adquirido en la editorial Electrodependiente.
Iván Gutiérrez y Maurizio Bagatin

