Bajo los cuatro cielos de Charcas
A propósito del espectáculo inmersivo ‘El palacio Suena, Bajo el cielo de Charcas’, organizado en Sucre para conmemorar el Bicentenario de Bolivia
Este fin de semana verán cerca de dos mil personas “El Palacio Suena, Bajo el cielo de Charcas”, organizado por la Fundación Patiño y la Casa de la Libertad en homenaje al Bicentenario de Bolivia. El recorrido por el patrimonio, el primer monumento histórico de Bolivia, comprende la visita de siete espacios importantes de la casa, siguiendo el viaje de una idea que lo cambiaría todo en las tierras de América, la libertad. La libertad bajo el cielo de la Universidad de Salamanca en España, el cielo de Charcas, el cielo de flores que cubre el artesonado del Salón de la Independencia de la Casa de la Libertad y el cielo de Bolivia.
El recorrido comprende una serie de cartas de personajes que viven en la recién nombrada Bolivia y nos hablan de una historia de personas que sacan su fortaleza de la necesidad imperante de ser libres. La Casa de la Libertad se convierte así en una casa hecha de palabras. El Acta de la Independencia que custodian en la casa está hecha de palabras fuertes, palabras necesarias para una Bolivia que se aprestaba a vivir el nacimiento de sus fundamentos, sus leyes y su historia.

La casa dice en un momento que en ella “estuvieron las hojas de papel, páginas cargadas de la palabra, el verbo, los salmos y misales. Estuvieron también los mapas, las bitácoras y las cartas que nos acompañaron a tierras lejanas. y que ahora son mis joyas preciosas”. La Casa de la Libertad toma vida gracias a un guion y un trabajo escénico, sonoro, de luces y mapping para contar cómo cada palabra vibra en ella, cómo cada palabra importa para un país que sigue en su lucha por liberarse de trampas, pobrezas y mezquindades.
Esta versión de El Palacio Suena propone acercarnos a Bolivia nuevamente para pensarla cercana y necesitada de cada uno de sus habitantes. De su palabra y de su corazón. La producción de esta versión contó con equipos de Cochabamba y Sucre, con más de 40 personas entre técnicos, guías, actores y figurantes. Un esfuerzo único que lleva la creación inmersiva a otro nivel y que acoge a nuevos públicos dispuestos a entrar en los museos y la historia de otra manera. Una manera sensorial y emotiva de conocer la historia en momentos en que celebramos habernos constituido como país.


