Wilmer Urrelo: Los cuentos que no son cuentos
En la Feria del Libro de La Paz me compré Todo el mundo cumple sus sueños menos yo y El chicuelo dice, de Wilmer Urrelo (además de otros libros de los que hablaré en otras reseñas). De Wilmer leí casi todo (Fantasmas Asesinos y Hablar con los perros, aún me falta Mundo Negro) y, durante el tiempo de lectura de sus libros, fui feliz (trágicamente feliz).
En alguna entrevista le dijeron a Bioy Casares que escribir era, en cierto modo, dejar de vivir un poco. Él contestó: “No, no crea. A mí me parece que ocurre lo contrario. Me atrevo a dar el consejo de escribir, porque es agregar un cuarto a la casa de la vida. Está la vida y está pensar sobre la vida, que es otra manera de recorrerla intensamente”. Ésa es, más o menos, la definición que daría a los escritos de Urrelo: reescribe la vida con intensidad.
La editorial El Cuervo publicó los libros que reseñaré (además tiene una edición hermosa de Hablar con los perros para quien quiera leerla). El Cuervo, a la cabeza de Fernando Barrientos, siempre apostó a lo seguro y a la calidad. Sus ediciones están bien cuidadas y tienen las mínimas erratas (aunque tal vez podrían haber creado mejores portadas para Todo el mundo cumple sus sueños menos yo y El chicuelo dice).
Para quien quiera leer a Urrelo debe entender que él dijo que es vargallosiano en el sentido estricto de la palabra (Fantasmas asesinos es una novela homenaje y al mismo tiempo una lucha para quitarse la influencia de Vargas Llosa): lenguaje y estructura precisa, juego con los tiempos, polifonía de voces, personajes memorables: sensación de perfección.
Todo el mundo cumple sus sueños menos yo es su primer libro de cuentos publicado (después de las novelas ya mencionadas). Son 17 relatos, algunos, estoy seguro, rescatados mucho antes de consolidar su voz; otros con la madurez post Hablar con los perros. Entonces el lector encontrará una variedad algo desigual de cuentos. Recomiendo Niños corriendo en el piso de arriba, Aventuras del pequeño niño blasfemo (cuento que forma parte de la Antología del cuento boliviano, publicado por la Biblioteca del Bicentenario) y Todo el mundo cumple sus sueños menos yo.
Urrelo escribe mejores cuentos cuando dice que no son cuentos (extracto de El Chicuelo dice: “No creo que sean crónicas en el sentido estricto del término. Tampoco relatos o cuentitos. Para ser sincero no sé qué es este libro”). El Chicuelo dice es uno de los mejores libros de cuentos escritos en estos últimos años (repito: aunque Urrelo diga que no son cuentos).
En el prólogo Urrelo dice que los textos reunidos en este libro son una suerte de antología de una columna publicada en el diario Página Siete. También es una especie de autobiografía: cada relato bajo la voz del Chicuelo, el Pequeño niño blasfemo, la Florecita rockera, la Ovejita literaria, cuentan la vida de Urrelo, sus gustos, su amor por los perros, por el pasado, el dolor de su enfermedad (que lo consume como nos consume nuestras vidas tediosas).
“Llorar. Llorar de rabia. Y llorar de impotencia.
Llorar porque lo has perdido todo”.
Mi experiencia de lectura de El chicuelo dice: cada uno de los cuentos de Wilmer me envolvieron en una sensación de melancolía feliz (permítanme este oxímoron). Luego creí que mi mundo estaba completo. Y luego no quise terminar el libro, que existieran más páginas, por favor, para “llorar de soledad y de frustración”, para “Llorar porque ahora no hay sol, porque no hay un calor agradable y solo quisiera ver a la gente pasar y leer una buena novela”.
Y porque Urrelo es el escritor que siempre quise ser.
Periodista y escritor – zion186@hotmail.com