Warmi Pachakuti: “Sola no estás”
Sobre la propuesta musical del colectivo de música autóctona compuesto por mujeres y que acaba de lanzar el video de su primer sencillo en Youtube
El 2 de septiembre presencié un concierto que en el afiche tenía como número principal a la argentina Sara Hebe, pero el escenario se convirtió en un festival de expresiones, todas muy diferentes y disfrutables. La titular tocaba al final. En un ambiente compuesto principalmente por una generación joven y con la que no solía ver en los eventos similares que escribimos anteriormente en el espacio. Esta vez “La lengua popular” observó la presencia de una generación diferente a la de los festivales de ese tipo, que tienen un tono más cultural que comercial. Aunque obviamente todas las presentaciones tenían lo suyo y fueron dignas de mucha admiración, incluyendo la final, que fue el motivo del evento, quedé fascinado por una presentación distinta a todo lo acostumbrado.
El colectivo Warmi Pachakuti desde el impulso de los instrumentos que cantan con el viento y unas poderosas percusiones se apropiaron completamente del espacio. No era rock, ni cumbia, ni electrónica. Era música autóctona ejecutada con el vigor necesario para despertar todo lo que tenían a su paso.
Escuchar a las Warmis es un cambio de energía. Está ligado al viento, a la expulsión armónica de los latidos, no tiene nada que ver con solo el simplismo de la novedad de ver a un grupo exclusivo de mujeres tocando música autóctona. Sino es la fuerza dinámica que compone al movimiento. Es inevitable no sentir la fiesta, no sentir lo rebelde y no sentir la trinchera. Una generación diferente a la mía, una generación joven, a la que probablemente tengo cada vez menos puntos que compartir en términos de actualidad, se veía totalmente embargada en esa fuerza, de la misma forma que lo hacía en los que de repente si nos veíamos en cercanía cronológica y también en los pocos que tal vez eran más grandes que nosotros. El baile, la decisión de mirarse y la urgencia por expresarse desde el cuerpo hace que la atmosfera cambie. El espectador, no solo especta el acontecimiento, sino que es con-movido, a la participación, se fusiona y como es el aire convertido en música y en aliento, todo se vuelve uno.
Debido al impacto que provocaron conversé con Carolina F. Baldivieso Peñaranda y Jimena Ari Quezada, ambas representantes del colectivo, para saber más sobre el proyecto y la canción que están promocionando en Youtube bajo el título “Sola no estás”. Me contaron que el impacto de la música se debe a la forma en la que trabajaron el proyecto, que fue compuesto por las 30 mujeres del colectivo.
La letra nace desde la virtualidad debido al encierro por la pandemia, en varias reuniones las 30 mujeres discutieron la variedad de temas que se podrían articular en el objetivo de componer una canción. Pero el ancla de las ideas era el cuerpo, que siempre está, tan conflictuado; por el sistema y los discursos de control y autoridad “ideal”. Entonces la centralidad de la composición, se la tomó al encarar una consigna tan polémica como la despenalización del aborto. Lo que generó reflexiones profundas en la interna del colectivo. Ambas remarcan que la idea no era pensar el tema desde el eslogan, sino lo que buscaban era enfrentar una realidad que no se puede negar y desde la diversidad de posturas políticas tener un horizonte más claro de diálogo frente a lo que sucede.
Para que surja la letra primero se tomó en cuenta todas las ideas y después fueron podando las repetidas, hasta que en conjunto se visualizó un punto que consideraban neurálgico en torno al conflicto. La necesidad de la escucha, del soporte del aliento, del saberse compartir la respiración frente a la confusión y a la oficialidad del juzgamiento que las instituciones saben llevar adelante muy bien. Surgiendo un tema que no tiene como discurso central la oposición al adoctrinamiento de la iglesia, el Estado o demás instituciones. La canción es para decir que es posible extenderse la mano en medio de la dificultad. El estribillo de arranque visualiza muy bien el latido de la intención. La canción es un prestar el aliento, para esa mujer que decide abortar o también para esa mujer que decide criar.
La intención cobra tanto vigor, porque no solo se queda en los márgenes de la composición, sino que todo el proceso consistió justamente en esa solidaridad que de forma sincrónica se fue adaptando en grupos pequeños, hasta lograr el ensamble total de la música, tanto en la grabación como en la filmación. Cosa que el video transmite de forma exacta. Los colores, las manos, la tierra y la comida, solo te llevan a pensar el compartir, a sentir que la caída a pesar de la verticalidad, puede ser sostenida, en esa cuna; la de la comunidad entre iguales.
La letra de la canción se mimetiza en la fiesta, pero desde ese espacio comienza a cuestionar, obliga a que la escuches, a que, a pesar de la contaminación, de las malas mañas de la música actual que nos ha empotrado en las rutinas de haber perdido la atención por la letra y quedar seducidos por el ritmo aprisionados en el sistemático paso del baile de moda. “Sola no estás” juega de forma estratégica con aquello, ya que acapara el movimiento, y desde ahí te explota el coche bomba del mensaje. Es inevitable no pensar, no sentir incluso el escalofrío de lo que se está encarando. Lo festivo y lo revolucionario son necesarios para comenzar a repensar las estructuras sociales más peligrosas; es decir, nuestros imaginarios. Que en los últimos tiempos con mayor fuerza nos han demostrado lo sanguinarios e inhumanos que pueden llegar a ser.
Me parece que este público que ahora está como que, escuchándonos, que es más joven. Por todos los problemas político sociales que han pasado, en teoría se pensaría que la población urbana joven, hubiera roto el lazo con la identidad andina o con el tema de los pueblos indígenas. Pero parece que este hecho de que nos vean tocar a mujeres urbanas, de hecho, todas, de alguna manera, tenemos una identidad por detrás, y cada una reconoce como ve el tema de su identidad, pero todas tenemos un cariño especial por la música, hacemos esta música autóctona andina porque realmente tenemos una conexión con eso, porque haríamos rock o cualquier otra cosa. Me parece súper lindo que la gente se conecte por esa semejanza, pero a la vez se conectan con la música, que a la vez se conecta con la raíz de una identidad de una parte de Bolivia.
Carolina y Jimena me explicaban que sectores fundamentalistas critican y rechazan el hecho de que las mujeres toquen siku. Debido a que, bajo algunas creencias, al soplar, se maltrata el útero, y de esa forma provocan que la leche se seque. Pero son mitos de la tradición. Por lo tanto, lo que mueve a las Warmis es la base por poner en la mesa todo tipo de desigualdad, a pesar de que se quiera encubrir con fundamentalismos o negacionismos. Esta base, es la que determina y sella la posibilidad de que se den los encuentros entre diferentes posturas dentro de la convivencia del colectivo. Si bien puede haber tensión o diferencias políticas e ideológicas. Todas comparten muchas consignas y todas ellas se vuelven en común, porque tienen como material principal repudiar la exclusión y el maltrato a la mujer. Hacer un giro de tuerca es lo que se necesita para pensar y cuestionar las relaciones de poder que definen a la sociedad. Por lo tanto, suena reparador saber que alguien está ahí, contigo.