Negocios invulnerables en pandemia
Una crónica, escrita el pasado marzo, sobre una visita al bar y restaurante Fragmentos, de Cochabamba, que ha alcanzado un “status de culto” entre la población universitaria.
Es viernes 12 de marzo de 2021 y la pandemia por el coronavirus sigue vigente, las consecuencias y efectos de este acontecimiento mundial aún se sienten a lo largo y ancho del planeta tierra. En esta ocasión, más propiamente en Cochabamba; existe un bar restaurante ubicado entre la calle Lanza y Chuquisaca, un lugar donde parece que la pandemia nunca hubiese existido.
Son casi las cinco de la tarde y apenas se encuentra lugar, los precios son accesibles y a diario se ven mesas llenas de gente saliendo del trabajo o estudiantes compartiendo con sus amigos. Es curioso que muchos restaurantes o bares tengan que lidiar con una clientela reducida o re ajuste de precio, pero en este lugar no se siente cambio alguno.
No se trata de un lugar que ignore las medidas de bioseguridad establecidas, tampoco de que no exista distanciamiento social, más al contrario, estas políticas son cumplidas por los empleados del lugar. Fundado a finales de los 90´ y habiéndose mudado en múltiples ocasiones, este mítico lugar, “Fragmentos”, recibe clientes a diario y casi nunca se encuentra una mesa disponible, peor ahora que su capacidad se vio disminuida.
Las jarras de cerveza están a la orden del día, se escucha como el vidrio hace contacto con las mesas de madera, así como las “peceras” imitan ese ruido. La gente come a gusto de los distintos platos que la casa tiene para ofrecer; hamburguesas, mini pique macho, espagueti, milanesas a la napolitana. Este último es el que llega a la mesa.
Compuesta por una deliciosa carne, queseo derretido con papas fritas y ensalada, la milanesa napolitana es una de las especialidades de la casa, pues es algo bastante demandado. Los cuadros de películas clásicas como Taxi Driver, Scarface o El Padrino decoran el ambiente, las luces juegan con el contraste que hay en el patio, el ambiente no puede ser mejor.
Cristian trabaja aquí desde hace algunos años, ha visto pasar a cientos o miles de personas a lo largo del tiempo. Comenta que es un lugar que no ha se ha dado de baja gracias a la preferencia de los clientes, pues los precios y la calidad de su comida son consumidos a diario, de lunes a sábado.
Solían cerrar a la media noche en tiempos más normales, sin embargo, hoy, cerrando a las diez de la noche, tienen el lugar repleto desde las cuatro de la tarde. “Es un trabajo duro”, sostiene Cristian. “Todos los días atendemos más de 30 mesas y no es precisamente un lugar donde se pida sólo una vez, es esencia del lugar pedir y pedir por horas”.
A pesar del trabajo duro y de una paga modesta o suficiente por día trabajado, Cristian afirma que es un buen trabajo y un lugar donde puedes conocer a muchas personas. Al correr de los años este bar restaurante ha alcanzado un status de culto, pues no hay estudiante universitario que no conozca este restaurante, bromea Cristian.
Pasarán los años y así también muchas pandemias más, los tiempos así mismo cambian y cambiarán, contra todo ello “Fragmentos” seguirá siendo invulnerable como lo conocemos, competitivo y el lugar predilecto de los estudiantes y trabajadores que quieran cenar o tomar algo a un precio módico y de una buena mano.
Héctor Alejandro Jaimes Galindo
Estudiante de Comunicación Social de la Universidad Católica Boliviana Regional Cochabamba