
Es difícil conformar una lista con lo mejor de los productos culturales cada año. Ante la imposibilidad de concertar y unificar las preferencias de escritores, escritoras, editores literarios, staff y colaboradores de nuestra revista cultural, en la Ramona preferimos presentarles varias opciones literarias, no todas del año pasado, lecturas memorables y obras que los que suscriben esta lista disfrutaron durante el año pasado. Esperando que puedan servir como un faro para que puedan conocer a nuevos autores y autoras, o para aquellos indecisos e indecisas que no saben qué libro leer próximamente, les presentamos como sugerencias las siguientes lecturas.
Un mundo huérfano. Giuseppe Caputo. Random House.
“Para que recuerdes, luz, que hay cariño”.
Esa es la primera frase que me inunda cuando pienso en Un mundo huérfano, la novela del escritor colombiano Giuseppe Caputo. Publicada por primera vez con la editorial Random House (2016), creo que puedo decir con confianza que se cuenta entre mis libros favoritos.
Es difícil no sentirse atraído y cautivado por las primeras páginas de este libro. Y es que desde el inicio, las palabras están elegidas con cuidado, formando una prosa que podríamos llamar poética. Se hilan frases que empiezan a contarnos la historia de un padre y su hijo. Frases que hacen que sintamos tal ternura, que casi lloramos. Frases que a la vez nos muestran la realidad cruda, la pobreza, es difícil no llorar.
No solo conocemos la historia de este padre y su hijo. También, desde el inicio, Caputo toca el tema de la diversidad sexual. Discotecas con luces violeta, sudor y baile con música fuerte de fondo. De repente, un graffiti, una amenaza: “sigan bailando mariposas”. (Mariposas es el término utilizado comúnmente en Colombia para referirse de manera despectiva a un hombre homosexual).
Siempre son necesarias las novelas que nos muestren lo diverso, textos que nos confronten, que amplíen nuestra visión de la realidad. Giuseppe hace esto maravillosamente. Los personajes principales viven al final de la llamada Calle de las Luces, en un lugar al que los faroles ya no llegan. Pero si bien la novela se desarrolla exclusivamente de noche, en la oscuridad de la calle y de los saunas donde abunda el sexo; se siente como una luz, como una estrella cálida que nos nace en el pecho.
Entrañable y cálida, lo es incluso cuando nos habla de la pobreza, de la violencia, de las decenas de hombres desnudos que aparecen en chats de video aleatorios en internet. Es cálida, sí, pero no romantiza lo que narra. Las palabras siguen siendo crudas, pero de lo violento que muestran sacan los gestos, los diálogos, las personas y actos que en plena oscuridad hacen que se crea todavía en la esperanza.
Vivimos realmente en un mundo huérfano. Huérfano como el hijo que se vuelve el padre de su padre. Como esos personajes que están solos y como aquellos a los que nadie ampara. Pero en ese primer capítulo, el padre toma un trozo de cartón y lo recorta, formando una estrella. Le amarra un trozo de hilo y la convierte en un collar. Se lo entrega a su hijo, diciendo: “para que recuerdes, luz, que hay cariño”. Y el cariño se siente, la luz nos llega. Esa es la capacidad de Caputo.
OTROS TÍTULOS RECOMENDADOS:
- La desobediencia. Antología de ensayo feminista. Dum dum editora.
- Mandíbula. Mónica Ojeda. Editorial Candaya.
- Distancia de rescate. Samanta Schweblin. Editorial Nuevo Milenio.
- Fall River. Trece cuentos no reunidos. John Cheever. Ediciones Godot.
Adriana Abrego. Comunicadora.
Mañana tendremos otros nombres. Patricio Pron. Alfaguara.
La novela, que bien podría ser un ensayo sociológico, nos ofrece un paseo por las relaciones sociales, familiares y sexuales de Él y Ella, una pareja que dejó de serlo y cuyos miembros intentan entenderse en el mundo que habitan.
Por otro lado, como toda historia de ruptura, existe un paseo emocional y emocionante a través de un amor evocado con nostalgia. Un paseo objetivo, dirigido por un narrador que nos cuenta, sin idealizar, cómo funcionó el amor para Él y para Ella. Un mismo amor que es diferente para los dos entes que lo viven. Como todo amor.
En cuestión de estilo, de manera contraria a la tendencia actual, nos encontramos frente a oraciones largas, con ideas subordinadas y paréntesis explicativos, además de repeticiones. Lejos de enredar la lectura, la prosa de esta novela mantiene un ritmo constante y fluido en el que el lector, de alguna manera, puede dejarse llevar.
Es, además, un libro lleno de frases subrayables que surgen de la observación del amor o del desamor. O de las relaciones personales en el siglo XXI. O de los hábitos hípsters más aptos para una experiencia satisfactoria en Instagram. O de las aplicaciones para sexo casual.
Mañana tendremos otros nombres es una novela ideal para enfrentar la década que se nos viene preguntándonos cómo vivimos nuestras relaciones en este mundo mediado por la precariedad.
OTROS TÍTULOS RECOMENDADOS:
Humo. Gabriela Alemán. Editorial El Cuervo.
Todos los hermosos caballos. Cormac McCarthy. DeBolsillo.
Derrotados. Daniela Rengel.
Aquí hay icebergs. Katya Adaui. La Perra Gráfica.
Luis Carlos Sanabria. Escritor.
Mis preferidas, las biografías
Cada vez me inclino más por leer biografías, mejor si son noveladas; es mi género preferido.
También me deleitó la biografía de Meryl Streep Siempre Ella, de Michel Shulman, porque retrata con cuidado a una de mis estrellas favoritas. Con mucha documentación y profesionalismo, el autor describe a la mujer, esencialmente, además ganadora de tantísimos premios en teatro y cine. Nombre asociado a la excelencia y a la vez a la prudencia, al recato, al titular honesto, lejos de los escándalos. Entendemos porqué ella es cómo es y porque brilla siempre.
En cambio, la biografía de María Urruzola Sin remordimientos, sobre Eleuterio Fernández Huidobró, uno de los fundadores del Movimiento de Liberación Tupamaro, nos rebela la parte sórdida de las luchas políticas de los años sesenta y setenta. Muchos héroes uruguayos no son tales y cada vez encuentro más libros que muestran la decadencia moral de dirigentes izquierdistas aferrados al poder por el poder.
Finalicé el año con otra biografía, la de Elena Poniatowska que escribe sobre la primera esposa de Diego Rivera, Lupe Marín, mujer bellísima y a la vez dura de corazón: Dos veces única. Ella brilló con luces propias en círculos intelectuales y como cocinera y costurera. Sobre todo, fue famosa por su forma de ser, directa y a veces malvada como el hecho de desconocer al hijo que acababa de parir, al que nunca quiso amamantar ni criar. Con su estilo tan personal, la autora mexicana aprovecha para describir el México de oro, de los años 20 a los 40 del siglo pasado.
Releí otra autobiografía sencilla pero que logra también mostrar una ciudad y una sociedad, Memorias de una cruceña, de Anita Justiniano de Roig. Este texto me llamó la atención hace tres años cuando fue publicado y lo recomendé entonces. Lo releí porque es un buen ejemplo de cómo reconstruir las historias familiares que son a la vez historias bolivianas. Personalmente me relaciona con parte de mis ancestros cruceños.
Lupe Cajías. Periodista.
Los años invisibles. Rodrigo Hasbún. Editorial El Cuervo.
Hasbún fue uno de los primeros puentes que tuve como lector para descubrir el pozo sin fondo de potencial que tenemos en este momento en la literatura nacional, Los días más felices (2011) y Los Afectos (2015) me abrieron los ojos hacia lo que podía ser la escritura en este país.
Este libro tiene aciertos muy grandes y algo que definitivamente le resta a esos aciertos.
- Los escombros
Hay algo fascinante en esta novela que solamente aparece durante un tercio de la misma: la idea de los escombros que recogemos cada uno para contar una historia. Cuando estamos contando algo, ya sea una anécdota, un testimonio o un recuerdo a través de una novela, destrozamos la realidad, la hacemos mierda y los escombros que quedan de eso son nuestras historias. Cuando Hasbún lleva al hoy a sus personajes, explorando con calma y detalle las consecuencias de recoger estos escombros y armarlos de manera que se forme algo más o menos comprensible, es donde esta novela llega a sus puntos altos.
Este concepto de las consecuencias de las historias que contamos es algo fresco e interesante, que le da un tinte intrigante y hasta melancólico a las personas que seguimos durante la historia. La incomodidad de enfrentarte con las exageraciones y licencias poéticas que tienes que tomar para dar vida a una ficción.
Perolosrecuerdosenestanovelasonunpequeñoproblema.
- Los jailones
Uno de los puntos que más me gusta resaltar de la escritura de Hasbún sobre Cochabamba, es que suele estar centrada en una realidad alienada y alienante. Una realidad que reside más del Prado para arriba. Una realidad en la que la erre se vuelve ewrre. Una realidad en la que en Bolivia todos somos brows.
Escribir sobre los jailones creo que ya es un leit motif en la obra de Hasbún, acerca de lo privilegiado. “En esta ciudad nunca hay nada interesante” es algo que me he dicho muchas veces y he leído decir a varios de sus personajes. En ahisitos no es donde está el problema pero, el problema está en que el exceso de detalles sobre el exceso de detalles de Julián y Andrea le quita brilla a la escasez de sus presente a causa de los excesos.
Esa perspectiva distante de lo que suceda acá, el lado que recién descubre a Mekas y venera a Pearl Jam. En otras de sus obras, como por ejemplo la ya mencionada Los días más felices, Hasbún logra estas descripciones con una exactitud dolorosa y certera de cómo suele ser este tipo de experiencia acá. Pero en su nueva novela los recuerdos de este privilegio y la decadencia del rancio abolengo se quedan más de lo que deberían y le quitan brillo a la escenografía verdaderamente hermosa que logra en las parte escombrosas del libro.
Hasbún ha creado un libro hermoso, bien escrito, que tiene demasiados jailones y no los suficientes escombros. Hay que leerlo, experimentarlo y discutirlo; y si dices “wre” cada cuatro palabras, te garantizo que lo que te espera con Hasbún es catarsis pura.
Andrés Velarde. Estudiante de comunicación.
Un mapa afectivo de cinco lecturas
Me comprometí a leer a cinco escritoras por cada lectura de un libro escrito por un hombre, así que el resultado de los cinco mejores libros que leí el 2019 es el siguiente:
- Las malas. Camila Sosa Villada. Tusquets Editorial.
Este libro de formación, si se puede catalogar así, es una joya de la literatura testimonial que Camila recuperó de un blog que decidió borrar, pero un seguidor salvó del olvido. La historia marca un cambio en su vida, en su identidad e intimidad al saberse cuidada dentro de una comunidad travesti.
Atravesada por la crónica, esta historia es también el recorrido por la mente fantástica de una trans donde se renombran las cosas, las personas, los cuerpos. Asistimos a un banquete de personajes y personitas como “El Brillo de los Ojos”, todos oscilando entre la poesía y el homenaje a todas las personas que fueron parte de su nueva familia. Es inevitable hundirse en cada descripción, en cada suceso, nos hace temblar ante la violencia, pero también ante la ternura.
Las malas está cubierto de brillo, y también de oscuridad. Este libro, un despliegue de furia y fiesta, de humor y lágrimas, es una revolución de la escritura en alguien que celebra su cuerpo como una conquista. Y una se interna en este libro así: con el cuerpo.
- Lectura fácil. Cristina García Morales. Anagrama.
Lectura fácil es todo lo contrario al título, es un campo de batalla para el lenguaje. Es un libro radical y feminista. Cuatro primas nos invitan a un recorrido donde la normalidad no existe, la emancipación sexual pone en escena los imbricados tejidos del discurso de saberse mujer en este mundo.
- Mil orejas. Pilar Gutiérrez Llano y Samuel Castaño Mesa. Libros del zorro rojo.
Mil orejas es un libro que se entiende a partir de los sentidos, la falta de uno o la agudización de otros. Es un puente entre poesía y relato, la sinestesia es posible gracias a la brevedad y contundencia de sus páginas que trazan un camino para descubrir un mundo con los dedos y los ojos.
- Pájaros. A.A.V.V. Editorial Barba de Abejas.
Pájaros es una edición artesanal de la editorial Barba de Abejas, conocida por hacer libros únicos y cuidados con la paciencia de quien atesora al libro como objeto. Varios autores y varios formatos combinan formas para converger en un ejemplar de apreciación sobre las aves.
- Batallas por la identidad. Indianismo, katarismo y descolonización en la Bolivia contemporánea. Carlos Macusaya. Hwan Yunpa.
Este libro es una serie de ensayos vital para entender nuestros procesos actuales. El tejido social atravesado por la crisis de identidad y los desafíos de la descolonización en un terreno donde hoy más que nunca priman las luchas por el poder.
Wara Godoy. Bibliotecaria y responsable de la biblioteca del Centro Cultural de España en La Paz.
Periodistas corruptos: tumbas, casas y una reconciliación
Después menciono a Mariana Enríquez con Alguien camina sobre mi tumba (El Cuervo) que si bien se publicó en 2018, recién lo leí a principios del año pasado. Se trata de fabulosas crónicas sobre las visitas de la autora a los cementerios, a muchos cementerios. Pero lo que hace inolvidable a este libro es la enorme capacidad de Enríquez de narrarte una historia (y sus derivados) en un lugar o desde un lugar donde en apariencia todo acabó. Un libro fuerte, musculoso y por eso mismo imprescindible.
En un tercer puesto coloco a Yo soy mi casa (Fondo de Cultura Económica), de Guadalupe (Pita) Amor. La primera edición es de 1957. Ya me habían hablado muy bien de este libro en alguna ocasión, así que acudí a su lectura con mucha esperanza. Esperanza que no desapareció y que más bien se convirtió en entusiasmo al encontrarme con una historia profundamente desgarradora sobre la familia, de cualquier familia latinoamericana, desde la perspectiva de una niña (quien narra la novela) y que arma una sociedad injusta y clasista a partir de los espacios que constituyen la casa en la que vive: “Esa bodega de tristeza era la habitación de los porteros”. Frases así, espacios de esa clase. Un libro que vale la pena volver a leer, con el corazón en la mano.
Hasta el final de esta lista debo reconocer una reconciliación. Cada vez que alguien me habla de Paul Auster y que con entusiasmo ese alguien recordaba sus novelas, el que escribe hacía un gesto agrio y soltaba el consabido: “Ese gringo está sobrevalorado, y mucho”. Sin embargo, al final del año pasado me conquistó con una novela larga y hermosa: 4 3 2 1 (Seix Barral). Sí, ya sé que se publicó en 2017. Y eso qué. Lo cierto es que se trata de una novela imperdible y que lo abarca todo, como las novelas que me gusta leer y que tanto me entusiasman escribir. Bien por Auster, bien por el gringo sobrevalorado, y bien por arriesgarse a caminar por el filo de la cornisa y descubrir que no te caerás pese a escarbar el tenebroso pasado de las familias.
Wilmer Urrelo. Escritor.
Las palabras [textos de ocasión]. Rodrigo Hasbún. Editorial El Cuervo.
De toda esta corte de regentes, Natalia Gizburg es probablemente su figura tutelar. A Natalia la ha leído, la ha estudiado con pasión y respeto y ha encontrado una compañera con la que conversar. Recupera de ella varias lecciones, que van completándose con otras de los otros autores a lo largo del libro. Voy a asomar dos solo como anzuelo: la primera, que para la Ginzburg el silencio es un recurso expresivo mayor, tanto o más importante que lo que se dice, que a las historias hay que dejarlas incompletas —como lo hace en sus películas Kiarostami— y que hay que honrar al lector confiando en él; la segunda, que se puede vislumbrar es todos los libros de Rodrigo, es que aprendió de ella a cuestionar a fondo la mirada dominante, a “desmasculinizar” la mirada, lo cual querría decir —para la propia Ginzburg— rechazar las mentiras de nuestro propio pensamiento y, más importante aún, de nuestras propias palabras.
Este es un libro sobre la lectura, sobre la importancia de los oficios inútiles y el milagro de “la primera palabra que trae consigo otra y, luego, una más”.
OTROS TÍTULOS RECOMENDADOS:
Los árboles. Claudia Peña. Editorial El Cuervo.
Los crímenes de Alicia. Guillermo Martínez. Ediciones Destino.
Siberia. Daniela Alcívar. Mantis Narrativa.
Los ingrávidos. Valeria Luiselli. sexto piso.
El tormento más puro. Fernanda García Lao. Emecé.
Caballo sea la noche. Alejandro Morellón. Candaya.
Magela Baudoin. Escritora.
Cinco libros recomendables leídos el 2019
Voy a ocupar las palabras de Hito Steyerl para comunicar mejor lo que trato de decir: “Estamos acostumbrados a entender la libertad como esencialmente positiva: la libertad de hacer o tener algo; existe así la libertad de expresión, la libertad de culto. Pero ahora la situación está cambiando. Especialmente en la actual crisis económica y política, la otra cara de las ideas liberales de la libertad –a saber, la libertad de las corporaciones frente a toda forma de regulación, así como la libertad de seguir implacablemente el interés propio a costa del resto– se ha convertido en la única forma de libertad universal que existe: libres de los vínculos sociales, libres de la solidaridad, libres de la certidumbre o la previsibilidad, libres del empleo o el trabajo, libres de la cultura, el transporte público, la educación o de absolutamente todo lo público. (…) Son libertades negativas, y se aplican a través de una alteridad cultural cuidadosamente construida y exagerada que permite liberarse de la seguridad social, liberarse de los medios de ganarse la vida, liberarse de la responsabilidad y de la sostenibilidad, liberarse de la enseñanza y de la sanidad gratuitas, las pensiones y la cultura pública (…) Como cantaba Janis Joplin ‘La libertad es solo una palabra más para decir que no queda nada que perder’. Esta es la libertad que la gente comparte hoy en muchos lugares. La libertad contemporánea no es principalmente el disfrute de libertades civiles, como planteaba el tradicional punto de vista liberal, sino más bien la libertad de la caída libre que muchos experimentan al ser arrojados a un futuro incierto e impredecible. Estas libertades negativas son también las que impulsan a los diversos movimientos de protesta que han surgido en todo el mundo, movimientos que no tienen un punto focal positivo ni demandas claramente articuladas, porque expresan las condiciones de la libertad negativa. Articulan la pérdida de lo común como tal”.
Citadinos en general, pero sobre todo artistas contemporáneos, háganse un favor y lean Los condenados de la pantalla de Hito Steyerl.
OTROS CUATRO LIBROS QUE RECOMIENDO:
Jacques el fatalista. Denis Diderot.
Misión cumplida. Jorge M. Rico Vargas. Editorial Serrano Hnos. Ltda.
Pinche paleta payaso. Adrián Román. Discos Cuchillo.
Aunque la casa se derrumbe. Ana Emilia Felker. Literatura UNAM.
Alexis Argüello Sandoval. Director de la editorial Sobras Selectas.
La escritura del vuelo
El peregrino. J.A Baker. Sigilo.
OTROS TÍTULOS RECOMENDADOS:
- Lectura fácil. Cristina Morales. Anagrama.
- No friend but the mountains. Behrouz Boochani. Picador.
- En la trampa. Tres ensayos. Herta Müller. Siruela.
- Games of Crohn. Diario de una internación. Leonor Silvestri. Queen Ludd.
Valeria Canelas. Escritora.
El baile del reloj. Anne Tyler. Lumen.
En fin, la película al ser una adaptación, me abrió las puertas al trabajo de una autora que resultó premiada con un Pulitzer. Por supuesto, no dejé pasar Ejercicios respiratorios (ER), obra que le dio mencionado reconocimiento.
Aunque de manera general, la perspectiva de la autora era lo suficientemente retorcida y diferente como para captar mi interés, para las siguientes novelas que me propuse de su catálogo, nunca pude pasarles más de los primeros dos capítulos. Eso hasta 2019.
Se trata de una novela de misterio bajo su firma, sobre la vida de una mujer que llama la atención desde su presentación, absorbiendo tu preocupación con los tropiezos de su vida, y cuyas imperfecciones son muy fáciles de interpelar con un lector nostálgico.
Willa, la prota, es la razón más que evidente por la que este libro es el mejor que leí el pasado año. Presenciamos pantallazos de su vida que se van en un pestañeo, y aun así encontramos detalles microscópicos que nos dan a entender el porqué de su ser, detalles que por más que salten a la vista lo damos por perdidos al instante, detalles que regresan en los momentos más inesperados.
El tema central a primera vista es el giro violento que puede tomar una vida incluso cuando parece estar en su etapa final, aunque yo lo describiría como un manifiesto, sobre cómo la sensación de soledad es una enfermedad longeva, pero curable.
Cuando comencé, me topé con una autora infinitamente madura y experta en recursos narrativos alternativos y novedosos (en contraste con ER), incluso para esta generación tan experimental. Y además del uso de una técnica tan tradicional como lo es jugar con más líneas temporales, con el extra de que Tyler perfeccionó el arte de la narración intrapersonal, una profesional que defiende la reputación de su nombre. Cuando lo terminé, lo digerí, y lo aplaudí.
Lo que empieza como un drama existencial y trágico, termina siendo casi una novela negra.
OTROS TÍTULOS RECOMENDADOS:
- Todo por una chica. Nick Hornby. Anagrama. (Un drama adolescente sobre paternidad, amor y patinaje)
- Quien pierde, paga. Stephen King. Plaza Janes. (Segunda parte de una trilogía de misterio y terror, del valga la redundancia, rey del terror)
- Los Soprano y la filosofía. Richard Greene y Peter Vernezze. (Un magnífico repaso a profundidad sobre los conceptos complejos que maneja una de las mejores series de HBO)
- Cocinar un oso. Mikael Niemi. Seix Barral. (Novela policíaca sueca, muy al estilo de la trilogía Millenium, y la única obra que leí con fecha de publicación de 2019)
Luis Romero. Comunicador.
El occiso. María Virginia Estenssoro. Dum Dum Editora.
OTROS TÍTULOS RECOMENDADOS
- ¿Estigma o la fuerza invisible de las mujeres?. Mona Chollet. Ediciones B.
- La desobediencia. Antología de ensayo feminista. Liliana Colanzi (ed.). Dum Dum Editora.
- Vibra aún el arpa muda. La crítica y el poeta, poesía del siglo XIX. Antología y La crítica y el poeta. Poesía del siglo XIX [volumen de ensayos]. Mónica Velásquez Guzmán (coord.). Plural Editores.
- Diccionario biográfico de la mujer boliviana. Elssa Paredes de Salazar. Ediciones Isla.
Mary Carmen Molina Ergueta. Crítica e investigadora en literatura, cine y mujeres. Editora.
Nicanor Parra, Rey y mendigo. Rafael Gumucio. UDP.
OTROS TÍTULOS RECOMENDADOS:
2.- Black out. Maria Moreno. Random House.
3.- Noticia de pintores. María Luque. Sigilo.
4.- Byun-chul Han. Ausencia. Caja Negra.
5.- 30 de febrero. Olivier Marchon. Godot.
Fernando Barrientos. Director de la Editorial El Cuervo.