Feria del Libro: editoriales bolivianas en primerísimo primer plano
Cual si se tratara de un recorrido por la FIL de Cochabamba –abierta hasta el domingo 15 en el campo ferial de Alalay–, desde estas páginas visitamos los sitios de editoriales nacionales, nos llevamos un libro de cada una y compartimos lecturas de ellos
Nuevo Milenio
‘Allá afuera hay monstruos’ – Edmundo Paz Soldán
Afuera, el bicho no se ha ido y ataca al corazón. Hay cuerpos con el pecho estallado en hospitales, casas, calles y montes de La Estrella. Adentro, el corazón de una preadolescente crece fuerte y a la fuerza. Desde su balcón, registra, para nosotros, el ritmo cardíaco de un territorio que late sin ganas por la epidemia y los enfrentamientos políticos. Afuera, “el mercado ambulante desapareció, como tantas otras cosas llevadas por delante en los días del bicho y de Guerra”.
Adentro, Edmundo Paz Soldán resucita, en Allá afuera hay monstruos, la parte convaleciente de la realidad dándole nueva vida a esa oprimente sensación de que lo que pasa no es real. Se presta de la novela Cartucho, de Nellie Campobello, la palpitante voz y sentir de otra muchachita que cuenta la revolución, allá en 1931. Comparte con esa novela su corazón: la fuerza de la ficción. Entonces, imagina y escribe con urgencia y visión como un estallido más de la pandemia, con esa fuerza.
Afuera, el gesto creativo de Paz Soldán como el síntoma de la mejor literatura.
Adentro, mientras leemos, dos gatos nos miran. Ónix y Zircón. (Alba Balderrama)
Plural Editores
‘A la guerra en taxi’ – Juan Carlos Salazar
A la guerra en taxi: Crónicas desarmadas reúne crónicas, reportajes, perfiles y algunos textos más libres de las ataduras genéricas del periodismo, en los que Juan Carlos Salazar desgrana sus coberturas sobre los albores del periodo dictatorial en Bolivia (y sus resistencias), los horrores de la Operación Cóndor en Argentina y otros países, el genocidio ejecutado por EEUU y sus gobiernos títeres en Centroamérica, las penurias del “periodo especial” en Cuba y la guerrilla zapatista en México. Más que una antología de textos de su autor, A la guerra en taxi está confeccionado como un mapa periodístico de algunos de los principales conflictos armados que desangraron a los países latinoamericanos durante la segunda mitad del siglo pasado. En sus textos se respira, de buenas a primeras, el aliento del periodista de raza: ese que sabe dónde encontrar historias y personajes, ese que sabe aquilatar sus narraciones con la información indispensable, ese que sabe cifrar en palabras sus certezas y dudas. (Santiago Espinoza A.)
Editorial 3600
‘Operación Fracaso’ – Santiago Espinoza A.
Detrás de cada crónica, hay un periodista que enfrenta varios fracasos. No solo los que retrata en cada historia que escribe, sino lo “poco” que pudo decir de lo “mucho” que vio y vivió.
Esto lo sabe muy bien el periodista Santiago Espinoza que, en esta colección de sus mejores crónicas entre 2009 y 2022 (“mis mejores fracasos publicados”, diría él), nos invita a leer acerca de presidentes que nunca llegan a sus citas, músicos ignorados, cinéfilos fanáticos que no logran conseguirle un chicharrón a un mítico cineasta, incluso cantantes famosos toreando a su público, periodistas haciendo preguntas tontas a un actor famosísimo y, cuándo no, una derrota (más) de la selección boliviana.
Operación Fracaso es una colección de textos de no ficción que, además de hacer un homenaje a Rodolfo Walsh y otros grandes del periodismo, junta las mejores narraciones de Espinoza, un escritor que, a fuerza de fracasos, ha encontrado la forma de retratar exitosamente esas historias reales, emocionantes, anómalas y curiosas que nos invitan a seguir leyendo sus crónicas, donde quiera que las encontremos. (Adrián Nieve)
Fundación Patiño
‘Simón I. Patiño y Albina Rodríguez’ – Michela Pentimalli
Frente a las tendencias más peligrosas que definen el imaginario político y social boliviano existe también la microscopía, la labor ardua y detallista de la investigación histórica que permite ir develando las complejidades de lo real brindando, en ese proceso, realidad a lo histórico. Ese, me parece, es el trabajo que un grupo selecto de investigadores, bajo la dirección de Michela Pentimalli, ha venido realizando hace algunos años en torno a la figura de los Patiño-Rodríguez, una investigación que se ha editado, por la Fundación Patiño, bajo el título de “Simón I. Patiño y Albina Rodríguez. Una pareja fundadora”.
El resultado final es una visión compleja y exhaustiva de una de las familias más importantes (sino la más) del siglo XX boliviano. “Una pareja fundadora” es un texto histórico en toda regla y, en este sentido, no constituye un intento por defender a toda costa la imagen de los Patiño-Rodríguez, sino más bien un ejercicio en el que, mediante el oficio de la historia, se le devuelve a un actor social la dignidad humana mínima: la de ser leído como agente (y paciente) histórico y no como caricatura metafísica. Por último, este tipo de trabajos ofrece la verdadera posibilidad para volver a mirar de frente a la nación boliviana. (Óscar Gracia)
Editorial El Cuervo
‘Cuando Sara Chura despierte’ – Juan Pablo Piñeiro
Ya no son pieles concéntricas de las que está hecha la novela Cuando Sara Chura despierte, de Juan Pablo Piñeiro, pieles como mantos tejidos con varios hilos, pieles que viste el detective César Amato para encontrar al Cadáver que respira, pieles como capas concéntricas que se mueven pesadas y cadenciosas al son de la música de las waka-wakas; las doce polleras coloridas de la tejedora de tres metros de alto, Sara Chura. Esta novela, publicada por primera vez el 2003, nos mostró una manera nueva de leer la ciudad de La Paz a partir de la preparación, de Sara y la ciudad, para la Entrada del Gran Poder, la “Fiesta Mayor de Los Andes”. Entendimos la complejidad y riqueza cultural de la ciudad que ha alimentado con su leche de loba a su hijo Piñeiro.
Celebrando la memoria literaria, uniéndose al cortejo festivo de las palabras que no mueren, la editorial El Cuervo ha editado nuevamente Cuando Sara Chura despierte y ha contratado banda, comprado matracas, cajas de cerveza espumante y ha vestido sus joyas de oro para celebrar que Sara Chura vive, que siempre, cada año, despierta “con sus pies curtidos de tanto caminar”. (AB)
Editorial Mantis
‘Un presente abierto las 24 horas’ – Mónica Velásquez
En este libro Mónica Velásquez dirá que el presente está entre el 2019 y el 2023 y nos trae sus ideas sobre libros leídos en ese presente. Las novelas con principio, medio y final, la “historia contadita de principio a fin”, dirá la autora, se ha roto. La literatura desatada corre a otra velocidad en un tiempo que no para de mutar. Ahora a cada intento de extensión, corte; de desarrollo, corte; de final glorioso y heroico, corte. El presente se ha convertido en el editor Gordon Lish, en el ritmo desenfrenado que nos obliga a mirar bien el cielo para no ver desaparecer las estrellas que nacen, y las que mueren, con inusitada rapidez. Mónica Velásquez, en su libro Un presente abierto las 24 horas, se acerca en 4 capítulos, 22 “ensayos”, en forma de cartas, críticas, borradores de algún texto “futuro”, cartas, poesías, búsquedas en el Chat GPT de inteligencia artificial, y 1 “fragmento tránsfuga que huyó de la primera parte, para posicionarse en el justo medio del volumen y ganar así su anhelado protagonismo de tema central” a lo que ella domina mejor; la literatura. O mejor puesto, la literatura del presente.
Como intentando agarrar el presente (2019-2023) que se escurre entre los dedos, el libro dibuja, a través de la palabra, una constelación literaria del Sur donde el peso aleccionador de la “Cruz del Sur”, en forma de ley, Estado, canon, especie, familia, herencia, se ha trastocado. (AB)
Dum Dum editora
‘Huaco retrato’ – Gabriela Wiener
Gabriela Wiener rompe con todo porque está dispuesta a girar su mirada hacia adentro, se saca el parche para ir contra su propio árbol genealógico donde la rama más gruesa y visible (vergonzosa y culposa) es su antítesis, su tatarabuelo Charles Wiener, un blanco, judío alemán, explorador, saqueador de huacos (piezas cerámicas prehispánicas que representan los rostros indígenas y contienen el alma, o sea retratos, historias, tesoros) y ladrón de un niño indígena que prueba su afán civilizatorio y conquistador. Gabriela Wiener pone en el centro del libro, como una zarza ardiente, su árbol genealógico mientras estrella las tablas de los mandamientos contra las rocas y escribe como cronista que es —“no puedo evitar sentirme identificada con su forma atroz (la del tatarabuelo) de intervenir la realidad cuando la realidad falla”— nuevos mandamientos libres, bastardos, mezclados y promiscuos sin secretos y pasajes oscuros. La autora hace lo que sabe hacer mejor: dar vida a su autorretrato y materialidad a su identidad. Intenta, en sus palabras, “desblanquear la escritura”. Es un discurrir deleuziano: su historia no es árbol sino rizoma, no tiene una sola y totémica raíz sino múltiples y variadas raicillas. (AB)
Editorial Kipus
‘Yo Basura en pandemia’ – Xavier Jordán
Los noventa y siete textos que componen Yo Basura en pandemia, de Xavier Jordán, lejos de tener un tono plañidero con respecto a “este mal trago, esta borrachera solitaria”, que supuso estar bloqueados y luego aislados, aspiran a preparar, apuntar y disparar la risa, el putazo y el altísimo sentido del humor. “De manera oficial, se ha confirmado que el coronavirus ha llegado a Bolivia, lo que es una mierda para nosotros pues Cochabamba limita por todos lados con Bolivia”. El libro tiene el tono de alguien que ha sabido pasar el sentido trágico de los hechos por el tamiz adecuado, el de la literatura, para transformarlo en regocijo de la palabra y exorcismo de “esta perra suerte, este miedo idiota” que nos tocó a todos.
En este conjunto bacanal y variopinto de textos, columnas, posts de Facebook, chistes, relatos futbolísticos, historias eróticas y sexuales, canciones, obituarios, declaraciones de amor, críticas de arte y cine, pequeñas clases de historia y erudición, Jordán, al que le dicen Basura, se coloca a sí mismo, una vez más en el punto de vista. (AB)
Editorial Heterodoxia
‘Las desapariciones’ – Mónica Heinrich
En estos nueve cuentos, Heinrich recurre a la imagen de los huecos como ecos de una explosión o del vacío que provoca el caos. La figura del hueco nos remite a aquella tradición literaria que marcó el canónico cuento El pozo de Augusto Céspedes, el tajo en la tierra como la herida que no cierra y que, hasta el día de hoy, nos define como nación. Los relatos de Las Desapariciones parecen dialogar con ese suelo perforado, sediento y malherido sobre el que se erigió la sociedad boliviana desde los hoyos que hacen los cujuchis minando un campo de girasoles en “Lucesitas”, pasando por los huecos perfectos “como si se hubieran cortado con láser” por donde desaparecen personas, mascotas y cosas en “Paralelo 33”; el tajo abierto en el estómago del Contacto que ayuda a escapar por los puntos de bloqueo a personas no gratas en “Las desapariciones”; las cinco cavidades dentales vacías que quedan a los que les arrancaron dientes para quemarlos dos veces en un pañuelo y librarse de esa epidemia que te convierte en cosa y que se extiende por la ciudad de Santa Cruz en “La cosa”; las cuencas vacías de los ojos que le arrancaron a algún dealer de cocaína en “El entierro”. Vacíos, huecos, perforaciones en la tierra, en el cuerpo, en la conciencia y la razón que nos hace repensar cuán presente está la herida de la pérdida, de la constante amenaza de la separación y la desaparición. (AB)
BBB – CIS
‘Obra reunida’ – Jorge Suárez
Obra reunida, de Jorge Suárez, libro publicado por la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia (BBB), con Edición y Estudio introductorio de Luis H. Antezana J. (Cachín), es un volumen de 700 páginas que recoge la totalidad de la obra publicada por el escritor en vida, pero también de forma póstuma. Solo quedan fuera del libro la “(enorme) producción periodística del autor” y algunos manuscritos inéditos, aclara Antezana. Sin embargo, a esta aclaración le cabe otra: el periodismo de Suárez asoma, cuando menos, en dos capítulos de Obra reunida, que son “Poesía II”, donde aparece el “poemario” Los melodramas auténticos de políticos idénticos (1960), y “Narrativa”, que incluye la novela Las realidades y los símbolos (2001).
A manera de explicar intromisión periodística en el volumen, Cachín Antezana plantea que “Suárez consideraba que ambas tareas –periodismo y literatura– eran, para él, complementarias. Dos formas de escritura, dos formas –diría– de ‘habitar el mundo”. Y de la inclusión de Los melodramas… reivindica su valor formal, una manera de hacer periodismo en verso, mediante “las (pícaras) crónicas rimadas que, a fines de la década de 1950, Suárez le dedicó a los quehaceres de la política boliviana en (el diario) El Mundo”. (SEA)
Fundación Cultural del BCB
‘Oscar Soria Gamarra, su aporte al cine y la literatura’ – Álvaro Díez Astete
Este homenaje a uno de los pilares de la cinematografía boliviana quiere mostrar cómo se desenvolvió la obra creativa y cultural de Oscar Soria, en tanto fue el más serio y valioso guionista de nuestro cine del siglo pasado, relievando su acervo literario. Para ello no se ha hecho un acercamiento a su obra desde una posición individual, sino más bien que se la ha puesto en valor privilegiando los testimonios de quienes trabajaron con él como Jorge Sanjinés, Antonio Eguino, Paolo Agazzi, y el historiador Fernando Cajías.
La segunda parte se ocupa de valorar su obra literaria, porque la vigencia de Soria trascendió de su vena como narrador, lo que dio lugar a su involucramiento y participación en la cinematografía del país. Todo lo que atañe a la literatura de Óscar Soria está marcado por la pasión artística, de orientación social y política de izquierda, que lo convirtió en el lúcido escritor de unos sesenta hermosos cuentos, dos novelas cortas y dos relatos largos, de hondo contenido humano. (FCBCB)