El whisky, un protagonista más del cine y la televisión
Desde películas de gran éxito de Hollywood hasta algunas de las series de televisión más vistas de nuestro siglo, el whisky se podría considerar uno de los actores secundarios anónimos más admirados a través de la pantalla para crear un buen número de personajes icónicos: desde ese Bogart que busca la intrincada resolución de un caso hasta ese Don Draper que afronta una decisión que puede cambiar su vida.
Desde el Philip Marlowe encarnado por Humphrey Bogart al Don Draper de ‘Mad Men‘, tienden a infinito los héroes que han aparecido ante los ojos del espectador con un vaso de buen escocés en su mano. Así, es ya una escena clásica aquella en la que la cámara muestra un primer plano de un vaso con hielos sobre el que se vierte un generoso chorro de whisky. Y luego, sin cambiar de secuencia, esa misma cámara se va alejando poco a poco hasta mostrar el rostro de quien prepara la bebida y su entorno. Una forma perfecta de presentar al personaje y situar una parte importante de la historia.
Más allá de los tragos de Ballantine’s y otras marcas, también es cierto que por el celuloide también ha circulado una buena cantidad de whisky “falso”. En ‘Escuela de Rock’ aparece una destilería “fake” llamada Clyburn que también se utiliza como móvil de un asesinato en ‘El Caballero Oscuro’. Y como curiosidad: existe incluso un cóctel con el título de la famosa película de Batman. Pero el whisky falso por excelencia es el Glencallan. Aparece en ‘The Mindy Project’, ‘Anatomía de Grey’, ‘Sons of Anarchy’, ‘Último aviso’ o ‘Community’. Obviamente, los diseños de estos whiskies “fake” (botella, etiqueta, etc.) a menudo se inspiran en marcas reales como Ballantine’s y otras.
El héroe y un patrón común
Si atendemos a series de televisión, es fácil detectar un patrón común de bebedores de whisky si has visto (y disfrutado) cosas como ‘Los Soprano’, ‘Mad Men’, ‘Supernatural’ o ‘Dexter’. Todos son hombres duros sometidos a enormes cantidades de estrés y necesidad de tomar decisiones que afectan a sus vidas o a las de los demás. Gente con toneladas de presión y urgencias. Cada segundo con un vaso de whisky en sus manos es tiempo ganado para la meditación antes de tomar una decisión y asumir sus consecuencias. Necesitan un respiro, un momento relajado, disfrutando de una copa de calidad.
Pero hay que reconocer que los grandes aficionados al cine (o al menos los más veteranos) asocian el whisky a la vieja época dorada de Hollywood. Casi siempre, para exacerbar comportamientos. Desde estilo a frustración. Desde rebeldía a determinación. Efectivamente, el whisky se ha mantenido como uno de los accesorios favoritos del Hollywood histórico con sus vaqueros, detectives, gangsters o rebeldes con o sin causa. Primero vinieron las películas de W.C. Fields, tan amante del scotch, y luego filmes como ‘La diligencia’ o ‘Rio Bravo’ alimentarían ese cliché en el que un heroico John Wayne se arma de valor con un par de tragos antes de abatir al villano de turno.
El cine negro y los nuevos tiempos
La triple alianza del whisky ocurrió en 1941 con ‘El halcón maltés’, obra maestra del cine negro y en la que se combinaron el talento de tres entusiastas degustadores de tan popular licor: el escritor Dashiell Hammett, el director John Huston y el actor Humphey Bogart. “Si alguien tiene que tener cuidado de no beber demasiado, es porque no se puede confiar en él cuando lo hace”, es ya una cita histórica de la película. Qué hay más icónico que ese detective que medita la siguiente parte del plan mientras acaricia un vaso de Ballantine’s.
Es cierto que gran parte de aquel romanticismo se iría esfumando con el paso de las décadas y que poco a poco las siguientes corrientes cinematográficas encontrarían en las drogas los estímulos favoritos para acompañar a personajes de carácter fuerte y conflictivo. Se puede decir que tras el Verano del Amor y la guerra del Vietnam, las drogas se adaptaron mejor a tiempos tan extraños. Se puede ver en películas como ‘Easy Rider’, ‘Apocalypse Now’, ‘El cazador’, ‘El precio del poder’ y otras muchas. Definitivamente, no era el glamour del whisky.
Los tiempos han cambiado -siempre cambian- y ya no hace falta recurrir a brebajes o, en el otro extremo, a licores inaccesibles para cualquier bolsillo. Ahora mismo, se puede acceder a un whisky de calidad sin dejarte la cartera en el intento. Y eso es lo que refleja en el cine actual. Cualquiera puede disfrutar de un “momento Ballantine’s“. Una copa de buen whisky en un momento especial del día.
Y sí, todavía se pueden encontrar en el cine contemporáneo momentos de intimidad entre cine y whisky con filmes como ‘Lost In Translation’, ‘Pulp Fiction’, ‘Operación UNCLE’ y otros muchos. Puede ser que el matrimonio haya vivido años mejores, pero ambas partes todavía son capaces de compartir momentos maravillosos.
Alberto Bravo/Fotogramas