El chisguete de hojalata
Geografía inconclusa: apuntes y reflexiones sobre diseño
La bomba de agua hecha con hojalata, conocida también como “chisguete”, es un juguete de los carnavales cochabambinos de los años 80 y 90. Este artefacto, cuyo diseño sencillo y efectivo le otorgaba un encanto único, representa un capítulo importante en la historia del diseño de juguetes en Bolivia, así como en la transición de materiales y tecnologías en la producción de objetos lúdicos.
El término “chisguete” surge de la onomatopeya del sonido producido por el agua al ser expulsada por el artefacto. Aunque las bombas hechas de hojalata han desaparecido del mercado, la palabra “chisguete” continúa arraigada en el vocabulario popular, haciendo referencia a las producidas de plástico.
En el caso de la bomba de agua, su diseño básico consistía en un tanque cilíndrico de aproximadamente 30 centímetros de longitud y 10 de profundidad, donde se almacenaba el agua, y una palanca en la parte superior que, al ser accionada, expulsaba el líquido a través de una boquilla en el extremo opuesto. Este diseño era muy similar al de los pulverizadores de hojalata que fueron utilizados durante la primera mitad del siglo pasado.
La estética de las bombas de agua de hojalata también era notable por su colorido. Generalmente, se fabricaban en colores enteros, con tonalidades vibrantes como el naranja, el amarillo, el azul y el verde, que las hacían visibles y atractivas en medio de la multitud. Algunas bombas incluso eran personalizadas con dibujos realizados a mano con pintura o utilizando la técnica de stencil, lo que les confería un carácter único y distintivo. En sus últimas épocas, se introdujo la técnica de aerografía para la personalización de las bombas de agua, lo que permitía diseños más elaborados y detallados, adaptados a los gustos y preferencias de los usuarios.
Sin embargo, a mediados de los años noventa, la llegada al mercado de un nuevo tipo de juguete de agua, el “Super Soaker”, marcó el declive de las bombas de agua de hojalata. Este nuevo producto, fabricado en plástico y con un diseño más sofisticado y eficiente, capturó la atención del público y rápidamente se convirtió en el juguete de agua preferido por niños y adultos. La popularidad del nuevo juguete eclipsó gradualmente a las bombas de agua de hojalata, relegándolas al estatus de un recuerdo nostálgico.
La bomba de agua de hojalata, el “chisguete”, representa una etapa importante en la evolución del diseño de juguetes en Bolivia. Su sencillez en el diseño, su efectividad en la función y su arraigo en la cultura popular la convierten en un símbolo perdurable de los carnavales en Bolivia.
El autor es comunicador y docente universitario