Días detenidos
Una reseña a la obra de Guillermo Ruiz Plaza –publicada por Editorial 3600–, reciente ganadora del Premio Nacional de Novela. Disponible en las librerías del país.
Ricardo Piglia dijo en una conversación que la novela es novela porque puede ser traducida. Dio el ejemplo de El Quijote, que tiene dos narradores, Cervantes que narra cómo leyó la traducción de Cide Hamete Benengeli que escribió las andanzas del Quijote, y un traductor apócrifo de Cide Hamete Benengeli. Dijo también que el fin de la novela en este sentido sería Finegans Wake, de Joyce, que es una novela intraducible. Días Detenidos, de Guillermo Ruiz Plaza, reciente obra ganadora del Premio Nacional de Novela, puede ser leída como una traducción, la traducción de la clase media.
Días Detenidos está construida en dos mundos, el primero es Francia y a la vez es el pasado, donde la protagonista, Lea (el nombre de la protagonista nos remita a la palabra leer, que es también otra forma de traducir), no sabe lo que sucede, su esposo la abandona y se lleva al hijo, y Lea se empeña en buscar otra vez a su hijo y a pedir explicaciones a su marido o recordar qué hizo que él decidiera abandonarla.
El otro mundo sucede en una Bolivia fragmentaria, mejor, una familia de la ciudad de La Paz, de clase media, la familia de Lea (hermano y madre), que se niega a sí misma (la familia vive en un departamento en una zona de clase alta, pero debe el alquiler y en esencia es una familia de clase media que se niega a sí misma). La protagonista trata de construir el pasado de su padre, de la muerte de su padre y la futura muerte de su madre que está enferma y no tiene signos de poder salvarse.
Piglia dijo también que en la novela el protagonista intenta salir de la vida cotidiana porque es pedestre, banal, sin sentido, y es en ese momento en que la narración se convierte en novela, cuando el protagonista (o el narrador que en la novela moderna tiende a ser el protagonista) tiene algo que contar y debe hacerlo estructurando la anécdota y dando la sensación de unidad.
Lea, que es la narradora y protagonista, se crea una aventura, muy al estilo del viaje del héroe, de la teoría de Joseph Campbell (que es un patrón narrativo para contar historias). La habilidad de la construcción de Guillermo Ruiz Plaza es la ambigüedad que crea en toda la historia: ¿No sucedió todo en la mente de Lea y la vida es al final sólo un teatro? Leído Días detenidos de esta forma es una traducción de la clase media, en palabras de Benedetti: “…medio rica/medio culta/entre lo que cree ser y lo que es/media una distancia medio grande”.
Días detenidos es la narración de Lea, que está en la búsqueda de lo que en verdad pasó y lo que es tal vez una mentira. Es la narración de alguien que no se siente bien en la estabilidad, pero tampoco quiere el caos. En fin, es la narración de algo que está a punto de suceder y que no se produce.
Tal vez es la narración de lo que está sucediendo en este país y me remito otra vez a Benedetti:
“En el medio de la nada
medio duda
como todo le atrae
(a medias)
analiza hasta la mitad
todos los hechos
y (medio confundida)
sale a la calle con media cacerola
entonces medio llega a importar
a los que mandan
(medio en las sombras)
a veces, sólo a veces, se da cuenta
(medio tarde)
de que la usaron de peón
en un ajedrez que no comprende
y que nunca la convierte en Reina”.
Periodista y escritor – zion186@hotmail.com