Ave Charly: del noveno piso a la cima
Excéntrico, transgresor e ícono, son algunos de los adjetivos que califican a Charly García. En el mes de su 70 aniversario, se destaca la figura de un personaje que marcó huella, no sólo en la música.
La “Indómita Luz’’ reluce en Buenos Aires, en vísperas del cumpleaños del artista argentino Charly García, quien cumplió 70 años el 23 de octubre, y en los días que rodean a esta fecha, nunca está demás resaltar su figura.
Entre todos los adjetivos que califican a Charly, el de genio sobresale, no para ensalzar más su legado, sino para destacar la huella que marcó, así como el aura que rodea a su música, que afecta a distintos ámbitos como el político, sin siquiera hacerlo a propósito.
En un mundo donde se llama “genio” a muchos personajes, a veces sin tener el mérito, Charly destaca como uno de los protagonistas de una de las revoluciones culturales más sobresalientes en Argentina, y, de hecho, en Latinoamérica. Charly García llegó al ámbito musical en una de las décadas más inciertas y convulsas del país vecino, la de los ‘70, donde la democracia se convertía en una utopía, mientras que la economía y la estabilidad social cambiaban, así como de presidente.
Charly burló la censura cuando esta imperaba, llegando a oídos de quienes reflexionan la música como de quienes sólo la perciben, algo que todavía sigue perdurando y que trascendió por generaciones, como si hubiera predicho su propia evolución musical por medio de quienes sienten sus melodías.
A pesar de no tener la intención, como pasa con muchos artistas, inmiscuirse en la situación sociopolítica del país era inevitable. Fiel a su estilo, directo pero de manera sutil, logró su cometido: llegar a quienes estaban sumisos al poder, algo que Charly García lo hizo y lo hace con excelencia. “Alicia en el País” o “Rasguña las Piedras”, se convirtieron en himnos silenciosos, y son ejemplos de la importancia del mensaje para quienes lo interpretan, como símbolo de rebelión.
Más allá de hablar de sus composiciones, que de por sí son brillantes, el impacto cultural que deja el músico lo convierte en trascendental, traduciendo la labor de Sui Generis en un mensaje para los oprimidos, como en anestesia para la tensa situación del momento como desapariciones y represión, sinónimo de lo que pasaba en el resto de Latinoamérica, por lo que el significado es el mismo en otros países de la región, como si representara a cientos de miles de personas.
La trascendencia de fronteras es la misma que la de los años, por lo que sus obras parecen intactas, cuando en su momento parecieron futuristas para algunos y extrañas para otros, aunque no se debe negar que el paso del tiempo le hizo bien a su música.
Hay quienes creen que Charly se fue distorsionando con el paso de los años. Un periodista se atrevió a considerar que el músico comenzó a copiarse, y con eso dejaba atrás su etapa de artista, este no podía estar más equivocado. La imagen no se distorsionó, se transformó para agrandar la figura del músico, quien se mostró más transgresor sin perder su esencia, evolucionando de acuerdo al contexto sin menospreciarlo, y moldeando su propio carácter y personalidad.
Atrás quedaba la intención de este personaje por “No volverse tan loco”, como atrás quedaba aquel noveno piso del que se aventó, mientras seguía siendo un referente musical, y el paso de las décadas demostraba que este se convertía en un símbolo, como un líder de las masas. Evidentemente, no se debe ignorar que lo acompañaron muchos otros excelentes músicos a lo largo de su carrera, quienes aportaron a la evolución musical, y acompañaron en otras situaciones como golpes de Estado, el exilio o la guerra de las Malvinas.
Probablemente ese sea el dilema para entender a Charly García, que se desprende del imaginario del artista común y corriente, y es una mezcla de compositor brillante con el denominativo de “rockstar”, mientras se interna en la vida política de su nación, y afecta a diferentes grupos sociales que quizás no tenían la intención de seguir a un músico, sino a una causa, como si el artista fuera el símbolo de esas causas.
No hay ni habrá un manual para entender a Charly, sólo su música, que no es poca cosa, de hecho, es el trabajo de alguien que fue juzgado por su personalidad por encima de su trabajo. A diferencia del resto, Charly puede cambiar de estilos manteniendo el mismo mensaje, protestando contra la autoridad con melodías tranquilas, o expresando su romance con un ritmo alterado. Como su reinterpretación del himno argentino, dándole un significado propio desde la melodía.
Tratar de expresar lo que es Charly García es subjetivo, ya que puede cobrar un significado diferente para los mortales. Lo que no lo es, sin embargo, es el brillo que desprende como figura, algo que pocos artistas logran.
Más allá de las críticas, la polémica y la locura, Charly ejerce la fantasía de muchos
músicos: expresar su arte y dejando un legado al hacerlo, más aún cuando se mezcla con su entorno, hurgando temas como la crisis, la guerra y la tortura como estandartes, por supuesto, incomodando al hipócrita, confundiendo al ingenuo y asombrando al resto. Es esa excentricidad la que provocó reacciones incluso hasta hoy, después de todo, “algunos creen que es mixto, pero él tiene personalidad”, demostrando que Charly “no va en tren, va en avión”.
Cuánta razón tenía el propio Charly cuando en 1976 afirmaba que su música se proyectaba al futuro. Hoy, en el futuro, dejó de ser una predicción para plasmarse y consolidarse, y así decir ¡Ave Charly!
Licenciado en Comunicación de la Universidad Privada Boliviana